lunes, 15 de diciembre de 2014

Mis películas de 2014

Las rutinas, es decir, los ciclos, nos reconfortan, cuando nos reencontramos signos reconocibles. En la caída de las hojas de los árboles, el cambio de ropa de los armarios, los anuncios navideños, vemos hitos que nos orientan, como si los necesitáramos para no sentirnos perdidos. La rutina nos ejerce una influencia dual: al tiempo que nos aseguramos en ella, también es signo de nuestra infelicidad. Y en este segundo sentido, encontramos alegría en lograr huir de ella.

Por una convención estas fechas señalan el final y un nuevo inicio de nuestro ciclo anual, el más largo de los que conforman nuestra existencia, excluyendo la propia vida, sin duda. Y es éste un momento en el que nos gusta hacer balances.

Ya el año pasado por estas fechas hice una recopilación de las películas que videé (palabra del lenguaje naranjo-mecánico que me ha venido a la quijotera) durante el mismo, y he querido hacerlo de nuevo. Las películas vistas durante los últimos meses son fáciles de recordar, pero me resulta algo más difícil traer a la memoria (o extraer del fondo de la memoria) las del comienzo del año. Algunas las habré olvidado y otras no recuerdo si son de principios de 2014 o finales de 2013. Advierto al lector de que no todas las películas fueron estrenos, algunas de las que comento son algo más antiguas.

En general 2014 ha tenido una buena cosecha en cantidad, pero no de calidad. La mayor parte de las películas prometían, pero han resultado como las promesas de Rajoy para muchos, que no para mí, que nunca creí en ellas: un verdadero fiasco.

¿Por cuáles comenzar? Me decido por las que apenas merecen una línea de comentario. Es dura la crítica, si pensamos en la ilusión del proyecto por parte del equipo que lo realizó, las horas de trabajo invertidas. Lamentablemente o no, éstas son las reglas del juego, y el que participa en el mismo sabe a qué se atiene. El éxito de unos adquiere valor porque hay otros que fracasan. En todo caso, qué les importa mi crítica a los que han triunfado en lo que fue su objetivo: llenarse la cartera, lo cual también es meritorio. No todos los que lo pretenden lo consiguen.


Primer grupo: Las que buscan ganar dinero, por encima de todo:

De 8 apellidos vascos, que vi porque la tenía mi hijo grabada, no haré ni un comentario, no lo merece. En su día, Bienvenidos al Norte, con no ser tampoco digna de gran mención, por lo menos me resultó más original y entretenida.

Otro superéxito que he visto grabado por mis hijos ha sido Lo imposible: una película comercial, sin más. Al menos, ésta es una película correcta, que quizás se hace un poco larga.

También, en el mismo estilo comercial vi Los Juegos del Hambre. Producto para mentes infantiles. Es evidente que este tipo de películas poseen valores artísticos innegables: pueden ser los efectos especiales, la fotografía, decorados, la música, etc. No en balde son películas de enorme presupuesto, por lo que trabajan en ella excelentes profesionales. Por desgracia, para mí, dejo a menudo de apreciar estos detalles, en función de los guiones infantiloides.

En ese estilo de películas, incluso un director al que hay que reconocer sus muchos méritos, como es Tim Burton, en pocas ocasiones me ha resultado completamente gratificante.


Segundo grupo: Las pretenciosas fallidas:

Tengo poco que comentar de El Gran Gatsby. Realmente me pareció un tostón de película. Algo parecido me debió pasar con la versión anterior, pues en ningún momento llegué a recordar lo que sucedía.

A caballo entre 2013 y 2014 recuerdo haber visto La Gran Belleza. Es cierto que define bien el vacío de quien ve que su vida es ya mucho pasado y poco futuro. Y tiene cierta belleza. Pero me resultó pedante. Hay quien quiere destacar una forma de ver la vida, que se considera elegante y refinada, frente a la plebe, el vulgo. O frente a los pringaos, como esa monja que sube las escaleras de rodillas. Existe una palabra que le define: esnob. Antiguamente se le llamaba petimetre (petit maitre).

También por esas fechas recuerdo haber visto Her. Tiene una estética muy peculiar, original, con tonos cálidos y neutros, y una atmósfera de introversión ligeramente depresiva. Pero también la recuerdo pretenciosa. Alguna escena, como la pretendida relación sexual para sustituir a la amada máquina me pareció de lo más ridículo que he visto en años.

Hay una película muy bien valorada por la crítica (¡cielos, ganó la Concha de Oro!), pero que a mí me pareció infumable: Magical Girl. Todo en ella me suena a falso y resulta ridículo. Lo siento, en ningún momento empatizo (palabra propuesta para ser aprobada en el DRAE en la próxima edición) con ella.

Me entero que se va a estrenar Interestellar. Miro en Filmaffinity que la crítica y la opinión del público son muy buenas. Cada día me fío menos de ello. Así que busco otras películas de Christopher Nolan. Encuentro Origen, que la tienen mis hijos. La veo. Conclusión: no iré a ver Interestellar.

Otra película que al principio promete, pero que termina aburriendo es Perdida (Lost Girl). El argumento intenta ser sorpresivo, pero me resulta muy rebuscado, Deus ex machina. Y no existen los personajes: Producto Made in Hollywood. No merece estar en el tercer Grupo y se queda en el segundo.


Tercer grupo: Las que no me acaban de entusiasmar:

Incluiremos en este grupo a Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia. Tiene situaciones realmente hilarantes, en especial al principio, pues la película, al igual que le sucedió a Crimen Ferpecto, no es capaz de mantener el ritmo hasta el final. Junto a grandes aciertos, entre los cuales hay que destacar el papel de Terele Pávez, inmensa, encontramos algunas gracias sin la menor gracia, poco dignas para un director de su fama. Hay una excesiva torrentización de Álex, busca el éxito comercial fácil. El papel de Carmen Maura es decepcionante. Como Carmen es una formidable actriz, creo más bien que no se encuentra nunca cómoda en su papel, porque no cree en él.

Por desgracia Álex no ha vuelto a encontrar la inspiración que tuvo con sus dos obras más destacables (El Día de la Bestia y La Comunidad). Esto es cuestión de reflexión. Se necesita tiempo: repaso y reposo de las ideas (dejarlas un lapso en la repisa), antes de ponerse a rodar.

No me disgustó, pero tampoco me entusiasmó La Isla Mínima, primera película que veo de Alberto Rodríguez. Perdón, pocos días antes había visto en la tele el final de 7 vírgenes, españolada típica-tópica. Me gusta el ritmo que imprime a la trama: nunca decae. ¡Qué lástima que ni los personajes ni las situaciones acaben de ser creíbles!. Como en el caso anterior, hubiera precisado de más trabajo.

Joven y Bonita, de Ozon, me resultó algo decepcionante tras lo que disfruté con En la Casa. Es correcta e interesante, pero no acaba de entusiasmar. A pesar del placer de voyeur que supone la contemplación de Marine Vatch. Me da la impresión de que Ozon vio a la Vatch y decidió hacer una película con ella de protagonista. Fue después cuando pensó en cómo sería la película.

Ya había olvidado esta otra: "El lobo de Wall Street" de Martin Scorsese, que la he tenido que incluir bastante después de escrito (y publicado) el resto del artículo. No encuentro en toda la película la magia que encontré en la primera hora de Casino, hasta la presentación del papel que realiza Sharon Stone, quien resulta superseductora en aquella película. La nueva de Scorsesse no es mala película, él es un buen director, pero la historia, el auge y caída de un trepa advenedizo, queda muy malparada si se la compara con la profundidad que tuvo Barry Lyndon. Cierto que es compararla con una de las obras cumbres del cine, pero ésa debería ser la aspiración de Scorsese.


Cuarto grupo: Las que poseen más aspectos positivos que negativos:

Sueño de Invierno, película turca de Nure Bilge Ceylan, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, tiene grandes cualidades. No conozco otras obras suyas, pero ahí hay madera para que acabe resultando algo grande. En todo caso esa película es sólo para gafapastas.

Entre sus virtudes están, sobre todo, la dirección de los actores, soberbia, la definición de los personajes y la ambientación. Es también destacable la delación del director, de nuestras excusas ante nuestros fracasos en la vida

Eso sí, le encuentro un grave defecto: es lenta y muy larga, lo cual no sería un problema si la trama resultara interesante, pero el problema es que en algún momento es pedante, el tema (no lo recuerdo) me resulta traído por los pelos y desconecto de la película. Y a partir de entonces la veo cabreado: las escenas me parecen repetitivas (muchas escenas de habitación con iluminación por una lamparita), la trama pesada.

Una curiosidad: El Hotel donde se desarrolla la película se llama Otelo. Justo el día que vi la película había comenzado a leer la famosa tragedia de El Moro de Venecia.

De Deux jours une nuit hay también muchos aspectos destacables: sobre todo  un excelente tratamiento de los personajes: antes de saber su contestación ya sabes cuál será su actitud frente al dilema que les plantea la protagonista. Por desgracia tiene el mismo defecto que la película anterior: el tema es insuficiente, no engancha. Hasta el intento de suicidio parece traído por los pelos en un intento de que "pase algo".

La película también nos muestra el cambio de valores de nuestra sociedad, ese triunfo del egoísmo, con reacciones que serían impensables hace 30 años. En definitiva, un director (más bien dos directores) a seguir.

Otra película con detalles meritorios es El Gran Hotel Budapest, primera película que he visto de Wes Anderson. Tiene un estilo narrativo muy personal e interesante, pero la historia no acaba de funcionar. La película resulta más efectista que efectiva. Desde luego intentaré ver alguna otra película suya, para comprobar si hay algo mágico en él o sólo es que ha encontrado un "truco" que repite invariablemente en todas sus películas. Y ya que estamos, no he visto en ningún momento el espíritu de Stefan Zweig en esta película.

Recién terminada y publicada esta entrada del blog veo en TVE-La2 la película de Ken Loach "Pan y Rosas". Es una película que se deja ver, con tema social, que deja un buen regusto. Sin embargo algunas situaciones son poco creíbles, excesivamente exageradas. No parece la cinta más lograda de Loach.

Un tercer bis que debo añadir, ya una vez publicado el artículo, para incluir la película "Los chicos del coro" de Christophe Barratier, película que conocía toda mi familia, salvo yo mismo. La encuentro por casualidad, recién comenzada, mientras realizo un zapping tras la siesta de sobremesa del domingo. Aunque la ponen en Telecinco me llama la atención. Como además me parece que su idioma original es el francés la pongo en V.O. Perfecto, se entiende razonablemente. La película es muy típica y tópica, la temática, el melodrama, pero tiene una música estupenda, actuaciones correctas y no pretende más que emocionar, eso sí con una emotividad controlada. Bien, funciona, y más en estos tiempos prenavideños. Pasé un buen rato.


Quinto grupo: Las que me han dejado un buen regusto, ma non tropo:

A propósito de Lewyn James, película de los Coen no será la mejor de esta pareja de superdotados. En esta película nos muestran, con su mano maestra, el círculo vicioso del fracaso. El que fracasa acaba siendo un fracasado, porque su propia reacción ante los primeros fracasos le impide que pueda triunfar. Y así, no consigue salir de ese ciclo, que es lo que, a mi modo de ver, tan bien refleja esa escena repetida que encadena el principio con el final de la película.

Por desgracia esta película no es de las que más van a brillar del elenco de estos dos estupendos directores. Pero vemos destellos de su genio en diferentes escenas: en el triste deambular de Lewyn, de casa en casa, o soportando a su antigua novia. El encuentro con su padre en la residencia de ancianos, magistral. Saber que lo que distingue al triunfador del fracasado es, en tantas ocasiones, un pequeño detalle, ese golpe de suerte, que si no llega al principio, después no puede llegar porque tú mismo te autodestruyes. La humillación de saber, o al menos de escuchar, aunque no sea verdad, que la mujer que quieres se prostituye por dinero, quizás por sobrevivir.

Los Coen aciertan unas veces más, otras, menos. No obstante, ninguna película de los Coen me deja sin un sentimiento de satisfacción, de haber disfrutado de su mirada inteligente en el alma humana.

Como a Álex, como a Ceylan, les falta a veces una o varias pensadas más: Kubrick sólo hizo una docena de películas en su vida. Por ello fueron todas obras maestras.

Fenomenal, muy divertida y original son los adjetivos que le caben a los Relatos Salvajes, de Damián Szifron. Quizás no alcance la categoría de Obra Maestra esta película se saborea con gusto. No todas las historias rayan (al principio había escrito rallan, hasta que he consultado el DRAE) a la misma altura, pero algunas son verdaderas joyas del cine, pura poesía. En especial me gustaron la primera (¿quién no ha soñado meter en un avión a todos los que en la vida nos han humillado y enviarlos juntos al infierno?) con una imagen final realmente rompedora, muy impactante. La historia de los automovilistas es desternillante. Pero lo mejor viene al final, sin que desmerezcan las historias anteriores. Triunfal es la ambientación de la boda. La escena de la infidelidad de la novia es de lo mejorcito que he visto en los últimos tiempos. Y aunque la historia se alarga un poco, acaba convenciendo.

Ya estaba viendo como terminar esta entrada del blog cuando acabo de ver La sal de la Tierra, el film de Wim Wenders sobre la vida del fotógrafo Sebastiao Salgado. No sé si es deliberado, pero existe otra película, poco conocida, con el mismo título. No me atrevo a valorar el trabajo de Wenders, pues la película se me hizo larga, a pesar de que iba preparado para ello, e incluso algo empalagosa. Pero es evidente que la materia prima, la fotografía de Sebastiao y su compromiso vital, se constituye en la garantía del éxito. Ya sólo por eso la película merece estar en este cuarto grupo.


Sexto grupo: Las que me parecieron excelentes:

¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

De pequeño, en clase de matemáticas me enseñaron este signo: Ø. Su significado era: Conjunto vacío.

....pero no. Cuando parecía que 2014 iba a desvanecerse sin que viera ninguna joya, se hizo el milagro durante uno de sus últimos días. Eso sí, la película tiene casi 60 años. La había comprado mi mujer hace ya algún tiempo en DVD.

¡Qué sorpresa descubrir un Ingmar Bergman tan distinto al que conozco por otras de sus películas! Siempre genial, pero normalmente, tan solemne, tan triste... Sin embargo Sonrisas de una noche de verano es una película muy divertida sobre el amor, el sexo, el paso del tiempo, el hombre frente a la mujer, nuestras armas, sus armas... ¡Y qué diálogos! Se aprecia en todo momento que detrás de la cámara hay alguien que tiene buenas ideas y las sabe transmitir. Hay vida inteligente en ese planeta Bergman. Un detalle: sólo por la escena de una cama-móvil la película ya es una obra de arte.

Chapeau bas!