domingo, 17 de mayo de 2015

¡Salvados!

En el indecente panorama de los medios de comunicación del statu quo no hay mucho que se pueda salvar. En ese erial cultural, en esa ciénaga de manipulación, en ese lodazal donde se hace apología de lo soez, destaca, lirio entre cardos, un programa que alcanza un nivel periodístico insólito.

En nuestra imaginaria hoguera cervantina de los actuales libros de caballería (¡qué pensaría Cervantes de la telebasura, pobre hombre!) declaramos salvado de la quema al sobresaliente cum laude programa de Jordi Évole, Salvados, que además consigue superarse con cada emisión.

Las limitaciones que le impone el medio para el que trabaja, o quizás fuera mejor hablar de autolimitaciones, se huelen, se evidencian a poco que prestemos atención; de manera sutil, sí, pero están presentes en el producto final. Jordi sabe que juega en el límite de lo permisible, y por ello no puede traspasar ciertas líneas rojas. Por ello el mensaje no se presenta de forma directa, pero está presente, aunque hay que estar atento a él.

Cuando pasa un día con Evo Morales, por cierto, a imitación de un programa del mismo corte que realizó la periodista Eva Golinger para Rusia Televisión, no tiene más remedio que poner en cuestión al personaje, exigencias del guión dictado desde arriba. Pero el simple hecho de realizar esa entrevista, de conocer de primera mano a uno de los dirigentes apestados de América Latina ya rompe con el régimen al que nos tienen acostumbrados.

Lo mismo podemos decir de la entrevista que se realizó a Yanis Varoufakis, el mediático ministro de economía griego. A pesar de los intentos de todos los medios canallas, pudimos comprobar, tras dicha entrevista, el perfil moderado de uno de los mejores políticos que tenemos hoy en día en Europa. De ahí que sus "colegas" de los restantes países, los servidores de la mafia económica, no tengan otro cometido que intentar denigrarlo.

En efecto, ya hemos tenido múltiples ocasiones en las que los líderes europeos se han puesto de acuerdo en temas que parecían bastante difíciles, y con posiciones moralmente impresentables de alguno de los países en litigio. Valga de ejemplo del I want my money back, el tan famoso cheque británico, de nuestra nunca bastante apreciada Dama de Hierro (también traducible por Dama de la Plancha, por cierto), pero seguro que si rascamos encontramos otros muchos ejemplos. Pero con el Gobierno de Syriza, con mucho menos dinero en juego, va a ser muy difícil que se llegue a un acuerdo. Para el resto resulta imprescindible humillar a Syriza. O al menos poder venderlo así en el resto de países. Y es que en caso contrario se estaría creando un muy mal precedente, un virus que podría provocar contagio en otros países.

Abandonemos ya el tema griego. Memorable ha sido también el programa sobre los desahucios, en especial esa comparación con lo que sucede en Austria. Por cierto, para los que han sido convencidos de que los programas de Syriza, o Podemos son de ultraizquierda hay que recordar que medidas como la promoción casi exclusiva de viviendas por parte de la administración o la participación de trabajadores en la administración de las empresas son "detalles" que existen en varios países europeos, y no precisamente los más atrasados desde el punto de vista de su desarrollo económico y social. Y que estos temas ni siquiera aparecen en los programas de estas formaciones tildadas de radicales, utópicas y poco confiables.

Es más, las medidas económicas de Syriza o de Podemos podrían ser firmadas incluso por la UCD de Adolfo Suárez o la CDU alemana o la RPR francesa, de hace 40 años, partidos que en sus tiempos eran las derechas en España, Alemania o Francia. Si lo pensamos fríamente constataremos que el eje izquierda-derecha (el de la política económica, no el de la política de costumbres sociales, con el que nos tienen engañados) se ha desplazado tanto a la derecha en las últimas décadas que las políticas centristas de entonces nos parecen ahora de extrema izquierda. Hasta Marine Le Pen defiende políticas económicas más izquierdosas que los llamados partidos socialistas. Las ideas de un tal Franklin Delano Roosvelt (único presidente de EE.UU. que gobernó durante 4 mandatos) parecen hoy las de un antisistema, pues fueron mucho más agresivas que las que hoy proponen, al menos de momento, partidos como Syriza o Podemos.

Sirvan estas pocas líneas que siguen para ensalzar otro de los capítulos del programa Salvados. Magistral es el calificativo que le cabe a las entrevistas que Évole ha realizado a los dos anarquistas robinjudes. Personajes con historias extraordinarias, novelescas y, sin embrago, absolutamente silenciadas por los medios de comunicación convencionales.

Y, para rematar, Salvados le puso la guinda al pastel con la entrevista que realizó al etarra arrepentido Iñaki Recarte. Fue un testimonio sobrecogedor, que difícilmente vamos a borrar de nuestras memorias. Cuando vemos cara a cara al enemigo, cuando lo escuchamos, comprobamos, horrorizados, que no se trata de un monstruo, sino de un ser humano. Como nosotros. Nosotros podemos llegar a ser un Iñaki Recarte, no tengamos dudas. Puede que no nos resultara sencillo llegar ser un asesino de cuchillo, como esos islamistas prestos al degüello filmado de sus rehenes, pero es realmente fácil llegar a ser asesinos de mando a distancia, apretar un botón y hacer que los puntitos negros que vemos desde lo alto de la noria del Prater dejen de moverse. Para eso sólo tenemos que abrazar la causa que justifique la guerra y que deshumanice al enemigo.

En otra entrada de este blog, ya muy antigua, realicé unas reflexiones sobre la violencia. A simple vista creemos que la violencia no está nunca justificada, pero a poco que comencemos a reflexionar veremos que no es así. No podemos poner en el mismo plano al criminal individual que al criminal político. No son lo mismo. Es cierto que el crimen político puede provenir de ideas abyectas, de integrismos religiosos o ideológicos. Pero la violencia la justificamos con más facilidad de lo que creemos, los que nos creemos seres normales no radicalizados. Por ejemplo, pocos occidentales creerán que la expansión del Estado Islámico se pueda contener mediante métodos pacíficos. ¿Nos quedaremos de brazos cruzados u organizaremos una cruzada?

Si llegamos a comprender que el otro ha llegado a una situación límite en la que no ve otra salida que la violencia, estamos empezando a conocer al enemigo. Ojo, conocerlo no equivale a justificarlo, ni mucho menos a admitir que no tengamos que reprimirlo con violencia, pero siempre será más fácil de resolver el conflicto si entendemos las razones del oponente.

Difícil entrevista la de Iñaki Recarte. Y difícil posición la del etarra arrepentido, que se ha granjeado el odio de los de un lado (nosotros, los buenos) y de los del otro (los abertzales). Y eso que ya ha cumplido su pena y se ha rehabilitado. En teoría deberíamos admitir que ha cumplido su castigo con la sociedad.

En todo caso, con esta entrevista no tenemos todos los datos para comprender el conflicto que ha vivido la sociedad vasca, y que todavía no está cerrado, podría volver a sangrar. Nos falta la entrevista a un abertzale no arrepentido. No es preciso, ni es conveniente, que sea un asesino, el entrevistado. Pero bien podría ser una entrevista a Arnaldo Otegi. Claro que quizás eso sería traspasar la línea roja de lo que está permitido en un medio de comunicación del establishment. Por algo será que Otegi continúa estando en la cárcel, aunque eso tenga una difícil explicación.