viernes, 28 de marzo de 2014

Una manipulación con mucha osadía y otras menos evidentes



Quisiera rendir homenaje a las víctimas de los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004. Y creo que aparte de expresar mi apoyo y solidaridad hacia ellas, merecen un desagravio por trato vejatorio que han sufrido por parte de otros malvados, aparte de los que colocaron las bombas o colaboraron en los atentados.

 Han pasado 10 años de aquella tragedia. Y, como si fuera un milagro, la Teoría de la Conspiración se desvanece, aun a pesar de algunos indeseables, que todavía le dan aliento. Y es que, cuando se escriba la Crónica de estos años, habrá unos puñados de personas que quedarán grabados con letras de oro en la Historia Universal de la Infamia.

Yo tuve la suerte de conocer, a los pocos minutos de saber sobre los atentados, que habían sido obra de islamistas radicales. Seguramente ello se debió a una afortunada casualidad. No me resisto a contaros mi experiencia de ese día, así que ¡vamos a ello! 

Recuerdo que, tras escucharlo por la radio, de buena mañana, puse la tele mientras tomaba el desayuno, y vi la imagen de un vagón de tren con el techo desgarrado hacia afuera por el efecto de la explosión. Y aquí viene el suceso feliz: inmediatamente asocié dicha imagen a la de  un atentado que había sucedido en Israel, en un autobús, varias semanas antes. Las imágenes del autobús eran muy similares a las del vagón de tren. Y a partir de ahí  resultó muy fácil relacionar que el día era 11 y de marzo, es decir, exactamente dos años y medio después de los atentados que sucedieron en Nueva York y en el Pentágono. La hipótesis islamista era muy creíble.

Seguí reflexionando sobre el asunto y recordé que había leído en alguna ocasión que ETA tenía sus códigos “éticos” a la hora de realizar un atentado. ETA tenía que eliminar “enemigos”, no podían ser seres indiscriminados, salvo que fueran víctimas colaterales. El objetivo de sus atentados no habían sido nunca los ciudadanos anónimos, por muy españoles que fuéramos. De hecho, el atentado más parecido a eso último, el de Hipercor en Barcelona, le había causado problemas de rechazo en sus propios partidarios y simpatizantes del mundo abertzale. En consecuencia, los atentados que acababan de suceder no encajaban en el modo de actuar de ETA.

Lo anterior, que fui capaz de “currármelo” yo solito, pues los medios de comunicación no insinuaron ni de lejos tal posibilidad, estoy convencido que pasó por la cabeza de los policías expertos en terrorismo con al menos la misma velocidad que me sucedió a mí. Por ello lo que me causó enorme extrañeza no fue que, en un primer momento, el Gobierno echara las culpas a ETA, cosa que podía aceptar, sino el hecho de que “no hubiera dudas” de que la autora había sido ETA. Todo esto lo comenté con mis compañeros de despacho en cuanto llegué al trabajo. Y por eso al mediodía del mismo día 11, conociendo ya un desmentido de ETA, tuve la convicción de que el Gobierno de Aznar estaba mintiendo con descaro.

Esa manipulación dejó de funcionar porque los medios extranjeros pronto cayeron en la cuenta, y en España la cadena SER dejó de seguirle el juego a Aznar.

La Teoría de la Conspiración apareció unos días después de las elecciones. Es toda una lección Goebbeliana de cómo se puede manipular a la gente, en especial si se les ha ido configurando su forma de pensar durante años. ¡Es tan osada dicha teoría! No soporta un mínimo de rigor. Acepto que se pueda pensar en una conspiración. Lo creo bastante improbable, porque la fecha explica bien el porqué y todo encaja en la hipótesis islamista. Pero si fuera una conspiración sería algo completamente diferente de lo que sugiere la famosa Teoría de la Conspiración. Comenzando por que es una Teoría que no existe en medios de comunicación de fuera de España.

Esa manipulación fue muy burda, y sin ambargo consiguió hacer caer en ella a un porcentaje importante de la población española. Y eso que había medios que no la compartían. Sin embargo ¡qué es difícil escapar a los manipuladores!

Imaginemos ahora que los medios de comunicación más importantes del mundo se ponen de acuerdo para contarnos lo que pasa en Ucrania, o lo que pasa en la Francia de Hollande, o en la Venezuela de Maduro. Todos los medios con la misma “óptica”. Resulta prácticamente imposible sustraerse a la “verdad oficial”. Y desconfiamos de otras verdades que nos vendrán siempre por medios marginales, sin “credibilidad”. Es muy difícil creer que nos puedan estar manipulando y que todos los medios de todos los países lo hagan a la vez. Si habéis seguido este blog comprendereis que yo he llegado a esa conclusión, por increíble que os pueda parecer. Las evidencias de ello, aunque hay que buscarlas, son abrumadoras.

Hace tiempo que desconfío de los medios de comunicación masivos. Desconfiad y pensar por vosotros mismos. Buscad fuentes alternativas. Cuando hay un conflicto hay que escuchar las dos versiones de sus causas. No creamos a priori ninguna de ellas. No tengamos nuestro gurú, al que siempre le concedemos nuestra credibilidad.

Las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 merecen que se les trate con dignidad. Y el resto de la ciudadanía también.