martes, 6 de octubre de 2015

Elecciones en Grecia, en Cataluña y en Portugal

Es interesante analizar lo que ha sucedido en esos tres lugares para que nos situemos:


En Grecia:

¡Caramba! ¿Pues no lo había hecho fatal Syriza? Entonces, ¿por qué vuelve a ganar las elecciones? ¡Y eso que se ha partido en dos partidos! ¡Es que les gusta que les sodomicen! Su gentilicio los delata: griego.

Ha perdido muchos votos. Sin duda, pero eso es porque muchos de sus votantes se han ido a la abstención. Es evidente que, visto lo sucedido, la ilusión ya no sea la misma, y resulta normal haya muchos ciudadanos decepcionados. Pero mucho menos han ilusionado los partidos de la oposición.

Por cierto, vuelven a pactar con el mismo partido conservador ANEL. ¿Por qué será? Realmente tiene razón Pablo Iglesias con el engaño del eje izquierda-derecha. La batalla real está en otro lado: Cabe, sin duda, la existencia de un partido de derechas anti-neoliberal. Propongo algo así en España. Bien explicado, y bien financiado (¡anímate, Vladimir!), tendría un hueco cada vez mayor.

A los puristas de izquierda les digo que le demos otra oportunidad a Syriza. Seamos críticos y no volvamos a confiar en ellos si se desvían en exceso, pero a veces es preferible dar un rodeo para llegar al destino, porque si siguiéramos de frente nos estamparíamos con un muro. Siento, en todo caso que el partido escindido no haya alcanzado el 3%, porque era necesaria su voz.


En Cataluña:

Ya lo advertí hace tiempo (concretamente en mi entrada de este blog de 30/09/2012 "Als meus amics els catalans"). El trilerismo de las banderas sólo beneficia a la derecha: en el cinturón rojo de Barcelona ha arrasado Ciutadans. Por ello dudo de ERC: creo que es el PSOE catalán, siempre dispuesto a echarle una mano a la derecha cuando sea necesario. Me fío más de la CUP, aunque me parezcan quizás demasiado radicales. Tampoco se habla mucho de ellos. Ya hace tiempo que no veo TV3, pues se parece cada vez más a Canal 9, por ello la realidad catalana se me escapa.

En mi opinión: La CUP creo que gana a costa de ERC, y es posible que también, en parte, de Catalunya sí que es Pot. Y la gran participación beneficia a PSC y Ciutadans, y en menor medida a Junts pel Sí.

Lo primero se sostiene porque es difícil ser de izquierdas y votar a Mas, por muy independentista que uno sea. El trasvase a la CUP está, así, cantado. Y el apoyo a los partidos más centrados se explica porque si hay más participación, entonces votan los ciudadanos menos comprometidos con la política. Son los más sensibles a la propaganda. Siento ser duro con mis conciudadanos, pero esos han sido movilizados de la misma forma que se cita a los toros: agitando un trapo de colores vivos. ¿Os acordáis que hace un año parecía que la República estaba al caer? Ya puestos, pero si hace una semana sólo se hablaba de refugiados sirios. Ya no se habla de ellos. Deben estar todos bien recogiditos y contemplando el otoño desde la ventana a la lumbre de una buena estufa. Pues os auguro que lo mismo sucederá con la In-Indè-Independèn-Cià. Eso sí, cuando interese, posiblemente después de las Elecciones Generales.

Ni se puede saber quién ha votado izquierda y quién no, pues en Junts pel Sí es difícil saber cuántos votos corresponden a ERC. Pero estoy plenamente convencido que si estas elecciones se hubieran convocado con el debate en el eje izquierda-derecha el triunfo de la izquierda, incluso de la izquierda real, hubiera sido aplastante en votos, aunque más ajustada en escaños.

En la pelea de trincheras los que se quedan en tierra de nadie tienen todas las de perder: el PSC (¡su peor resultado histórico, y lo han vendido los medios como una victoria!), Cat. sí que es Pot y UDC. Son los tres que tienen las posturas más sensatas, precisamente los que pagan por la insensatez de los demás. ¡Así es la política!

Para explicarlo, os dejo esta reflexión. Se ha llegado, por negligencia de unos y de otros a una situación de bloqueo. En resumen y redondeando cifras, un 50% de partidarios y un 50% de detractores de la independencia. ¿Qué soluciones hay?:

1 Se imponen los primeros y dejan a los segundos en la estacada.

2 Se imponen los segundos y quedan frustrados los primeros.

3 Se intenta llegar a un acuerdo en el que ambos cedan una parte, la solución más sensata. Sólo en el caso de que sea imposible el acuerdo, se vota y se impone el que saque un voto más. Y si se trata de un dirigente sensato, el que gana se intenta reconciliar con los que han perdido.

4 Nos seguimos dejando engañar eternamente con los sagrados trapitos de colores.


En Portugal:

¡Vaya broma de titulares que se han leído en la prensa digital española!

La lectura es clara: NO HA GANADO LA DERECHA. Si aplicamos el rasero de las elecciones catalanas la derecha se ha pegado un buen batacazo. Los tres partidos a los que vota la gente de izquierdas obtienen más del 50% de los votos.

El partido más votado ha sido de la derecha. Había que dejar esto claro. Por ello se han presentado los dos partidos que lo componen en una única lista por primera vez. Así, además, se disimula el batacazo, porque las leyes electorales priman a los que quedan en primer lugar. Ya tenemos el titular de El País: Portugal respalda al Gobierno que aplicó la política de austeridad. ¡Viva Rajoy! es lo que querían decir.

Segunda constatación: ¿Por qué, si no ha ganado la derecha, va  a gobernar la derecha? ...and the winner is.. ¡el Partido Socialista Portugués, que se niega a gobernar con los partidos de izquierda! ¡Qué bonito sería que las tertulias españolas se llenaran estos días de análisis de estas elecciones por dirigentes de Podemos! ¿A que no lo veremos? Es más importante lo que suceda en Venezuela, que lo que pasa en Portugal. Teruel existe; Portugal, no.
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