lunes, 21 de marzo de 2016

Y a mí, si me espían, ¿qué más da?

Pues no, no da lo mismo.


El otro día, a propósito de los guasaps que le han pillado a la Reina, leí un tuit que decía más o menos: "Si eso saben de la Reina de España, ¿qué no van a saber de ti?" (no cito a su autor porque no lo recuerdo, vayan mis disculpas).


Repasemos los más característicos mensajes, guasaps, imeils, grabaciones de teléfono o de vídeo, listados varios, de los últimos años:


  • “Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso, Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)”. Mensaje de Ltzia a CompiYogui.
  • "El Duque Empalmado"
  • Las listas de gastos de las visas black de CajaMadrid.
  • El "amiguito del alma te quiero un huevo", de nuestro ex-amado-Líder de los franciscanos campos.
  • Y, la reina de las reinas de este tipo de historias, aunque sea antigua, pues sigue siendo la más brutal: el porno-vídeo del gran comunicador, Pedro J. y su exuberante Exuperancia.


En todas estas historias, las personalidades pilladas no son inocentes, no. Posiblemente todas, aunque algo hay que matizar en el caso de la Reina, tengan un grado importante de culpabilidad. Muchas de ellas merecieran pasar muchos años años en la cárcel, y no unos pocos o ninguno, como, por desgracia, va a suceder en la realidad. Y ese paso por la cárcel debería producirse hoy, ya mismo, no dentro de bastantes años. Esta falta de justicia puede explicar que nos alegre conocer estas "intimidades" de estos despreciables personajes (vuelvo a excluir a la Reina de este calificativo). Es cierto que cuando falla la justicia aparecen las guillotinas en las plazas y se tiende a querer aplicar la ley de Lynch. Pero si eso ocurre es porque está fallando uno de los pilares del sistema: la Justicia.


Creo que nos equivocamos saludando este tipo de comportamientos. Reformemos el código penal y que se castigue con justicia a los terroristas (estos son terroristas, sí) que han saqueado nuestro presente y nuestro futuro. Obliguémosles a pasar una buena temporada entre rejas y que durante el resto de sus vidas estén obligados a vivir con un nivel de rentas por debajo del SMI (el SMI es para la gente decente, ellos no lo merecen), mientras no hayan devuelto hasta el ultimo euro robado con todos sus intereses. Que sientan la desaprobación de la sociedad. Esa es la actitud correcta.


La "pena de telediario" no debería quizás existir, no está ni debe estar en el Código Penal, pero es consustancial al personaje famoso. Quien alcanza la fama lo hace para lo bueno, los aplausos cuando pintan oros; pero los pitos y la vergüenza cuando pintan bastos. Esta es una pena accesoria que va con la fama. Con la buena fama y con la mala fama.


No debemos aceptar, sin embrago, otro tipo de penas que son degradantes, que nos recuerdan los excesos que se cometen en los momentos en los que se desatan los más bajos instintos del ser humano. Así, en las guerras, como al finalizar las mismas, se pueden producir episodios (entre otros muchísimos peores, sin duda, pero vamos a los que nos importan) en los que se denigra a los "colaboracionistas" con el enemigo: Se rapa el pelo de las mujeres, se les desnuda en público, se les unta de heces. Se trata de castigos no adecuados para una sociedad que quiera ser adornada con el calificativo de democrática. Creo que mis lectores no aceptarían como civilizados los castigos anteriores.


Bien, pues este tipo de castigos están a la orden del día en nuestra sociedad. Que no se me interprete como una defensa de los personajes citados al principio de este artículo, pues no son defendibles, pero en todo caso incluso ellos tienen sus derechos. Y no hay en le frase "El Duque Empalmado" nada que sea delictivo o que tenga relevancia política. Es un chiste dicho en una situación muy concreta: en un intercambio de emails privado. Esa expresión, sacada a la luz pública, es para mí equivalente a desnudar a una persona en la plaza pública. El señor Urdangarín nos ha robado, presuntamente, y deberá pagar por ello la pena que corresponda. Aunque la soberbia de este tipo de personajes, su desprecio a la “gente corriente” también merezca algún tipo de correctivo, y en este sentido pienso en algún castigo del tipo del que nos muestran en la película "El último emperador", donde las autoridades comunistas se dedican a reeducar al antiguo emperador, para que no se vea "por encima" del pueblo soberano. Pero no es de recibo airear sus conversaciones privadas. No es esa la buena dirección. Por ahí no vamos a una sociedad mejor, sino todo lo contrario.


Lo que decimos de Urdangarín, lo decimos también de la Compiyogui, de Pedro J., de Francisco Camps, o de quien sea, incluso aunque los comportamientos de estos personajes nos provoquen arcadas.


Y así vamos a cerrar el círculo que hemos abierto al comienzo de este artículo. Si espían nuestros emails, lo que escribimos en nuestro blog, las páginas que consultamos en internet, están manejando datos de nuestra vida privada. Y esos datos pueden significar muchas cosas. Por de pronto se trata de una intromisión inadmisible en nuestra intimidad y ya sólo por eso debemos estar alerta y posicionarnos radicalmente en contra de la tolerancia con estas prácticas. Posiblemente, mientras seamos unos don nadie, el problema no vaya a más, salvo que pensemos malévolamente e imaginemos que, si somos de izquierda, se nos cierren puertas profesionales. No sería descabellado, en especial en ciertas oposiciones de alto nivel.


Realmente el problema surgiría en el momento en el que algún sujeto no deseable para el sistema (léase, un izquierdoso, pero también un musulmán) alcanzara un cargo político importante. En ese momento se abriría su dossier. No creo que se le echara a los leones directamente, no. Antes se le sugeriría lo que podría pasarle. Y con esa amenaza posiblemente sería suficiente, si el sujeto en cuestión tuviera (se le supone inteligente) la imaginación suficiente como para prever lo que le esperaba en caso de que se negara.



Orwell, en su libro 1984 imaginó el mundo regido por el Big Brother, donde todos los seres humanos estaríamos controlados. Hay quien dice que, de su obra, en lo único que no acertó fue en la fecha. Bueno, yo añadiría que al Big Brother se la denomina en nuestros días NSA. No es nada descabellado pensar que ese control, que es el control total del mundo, acabe en unas pocas manos. La organización de grupos de protesta para luchar contra los abusos del sistema sería imposible, pues serían detectados ya en su formación y serían neutralizados con facilidad. Todo ello podría acabar en un control total de la población mundial por unas élites privilegiadas.


¿No os ha llamado la atención la sugerencia de amistades de Facebook? Eso sólo es posible porque esa red social hurga en las entrañas de nuestro ordenador. Además, a través de nuestro móvil saben dónde nos encontramos en cada momento. Y ahora quieren que nuestros pagos se realicen también desde el móvil.


No exagero con los riesgos. La información que pueden extraer de nosostros es escalofriante. Y el uso que pueden hacer con ella, terrorífico. Para ello debemos luchar contra sus medios de comunicación. Ellos reparten carnets de quiénes son los buenos y quiénes los malos de este mundo. Yo ya he llegado a la conclusión de que, en la mayoría de los casos los que señalan como los MALOS no tienen por qué serlo. Pero, sobre todo, aquéllos que nos hacen creer que son los buenos, las autoridades que velan por nuestro bien en el mundo occidental sí que son LOS MALOS. Y no velan por nuestro bienestar. Antes el poder usaba a la policía para mantener a raya a los díscolos. Ahora ya no les hace falta..., de momento. Les basta con atizarnos con la porra de sus periodistas. Da mejor imagen.


Plantearos esa hipótesis: Los que mandan en EE.UU., los medios de comunicación, sea la Fox como la CNN o el New York Times, o El País, o el ABC o la SER o la COPE, los jerifaltes de la UE, etc. no son los buenos, sino los malos. Yo me la planteé en su momento. Y la confirmé: Ahora todas la piezas encajan, entiendo mucho mejor lo que sucede en el mundo. Y da miedo.