domingo, 14 de febrero de 2016

Operación Polichinela, tirititaun, taun, taun

Hay asuntos que desprenden un aroma más que evidente a montaje, conspiración o como quieran llamarlo. Los lectores que me hayan seguido saben de sobra que he dedicado varias entradas a tratar este tema de las conspiraciones. Otro asunto, del que también mis lectores conocen mi preocupación, es la manipulación que ejercen los medios de comunicación del establishment, en el que debemos incluir a aquellos que mucha gente cree que son "de izquierdas", cuando yo digo que son "para gentes de izquierdas", lo cual es bastante diferente.

Vamos a abrir un inciso. Supongo que ya conocéis a Bernie Sanders, el candidato "socialista" (así se califica él a sí mismo, todo un desafío en los EE.UU.) a la nominación por el Partido Demócrata de los EE.UU para la carrera presidencial. Ahora ya no hay más remedio que hablar de él, pues hasta hace poco, en los medios de comunicación españoles sólo se hablaba del payaso (sí, le llamo payaso) Donald Trump. No creo que Trump sea payaso de por sí, estoy convencido que es un tipo inteligente, pero que sabe que cuanto más haga el payaso más votos va a conseguir del votante republicano. Y es que la histeria de los votantes de derechas ha llegado a extremos inconcebibles de irracionalidad. Así, tengo amigos míos españoles, que son de derechas, que asienten conmigo en que Trump es un payaso, y lo mismo pensaban de Berlusconi, pero no han dejado de votar a un partido como el PP que incluía las mismas sandeces. Claro que el PP, siempre lo he dicho, es un partido atrapalotodo, en el que caben abortistas y antiabortistas, partidarios y detractores del estado autonómico, liberales, conservadores, centristas, ultraderechistas, populistas (en el sentido de demagogos) sin que esas contradicciones hayan sido puestas de relieve por los medios, pues los medios están a su servicio. Alguno se extrañará de esto que acabo de afirmar. Y sí, ahora hay medios que les dan mucha caña a los del PP, pero dar caña al PP no significa ser de izquierdas, sólo se trata de no perder al redil defendiendo lo indefendible. Por ejemplo, esos medios "de izquierdas" tratan maravillosamente a PSOE y Ciudadanos (hace unos días una ex-alcaldesa socialista de Jerez entró en la cárcel, asunto que ha sido sistemáticamente ocultado por todos los medios "para gente de izquierdas". Bien, como he dicho, Sanders, tras sus primorosas primeras primarias, en Iowa, hizo un discurso en el que, en un momento se dirigió a la cámara y amenazó a los medios de comunicación del establishment. Y a los banqueros. Ese es un discurso que no se atreve a hacerlo Podemos en este momento. El discurso de Podemos es tremendamente moderado, y aún así, son tildados de radicales.

Quiero que reflexionemos sobre lo sucedido con la función de títeres de Madrid de hace una semana. La secuencia de hechos ha sido la siguiente:
  1. Nos sobresaltamos el fin de semana con una noticia que ocupa las primeras de todos los telediarios de las cadenas españolas de ámbito nacional, y seguramente de todas las radios, teles regionales, locales y diarios electrónicos.
  2. Esa noticia es tratada con gran amplitud y alarma: Unos titiriteros estaban dando una función infantil, organizada por el Ayuntamiento de Manuela Carmena. Algunos de los padres protestan airadamente. En esa función se viola a una monja y se ahorca a un juez. Y al final, sacan una pancarta con un Gora Eta. Los titiriteros han sido detenidos y el juez los ha mandado a prisión por "enaltecimiento del terrorismo" Así recibí yo la noticia. Imposible no alarmarse y no indignarse.
  3. El Ayuntamiento de Madrid reacciona con rapidez. La concejala de cultura no tarda en denunciar a la compañía de marionetas y en rescindir el contrato a la empresa que organizó las actuaciones en los carnavales. Y, al días siguiente la alcaldesa pide perdón por un espectáculo "deleznable".
  4. En los medios "de izquierda" comienza a hacerse patente que la detención de los titiriteros es un escándalo. Esos medios, sin embargo, no dejan de criticar a la concejala de cultura por un error en la programación.
  5. Tras cinco días en prisión los titiriteros salen en libertad, aunque con condiciones bastante duras.
Bien, las evidencias engañan. No hay mayor mentira que una verdad a medias. Ahondemos ahora un poco más en el asunto:
  1. Previo a la función, los titiriteros avisaron de la violencia que contenía la obra. 
  2. La frase de la pancarta era "Gora Alka-Eta". Juego de palabras entre Al Qaeda y Eta. En dicha función no se hacía apología del terrorismo, como no se hace necesariamente apología del nazismo porque en una película se enseñe una bandera nazi.
  3. La obra era una sátira sobre las falsas apariencias: La protagonista de la función es "la bruja", que representa a una joven antisistema. Ella es la víctima de un sistema de opresores y malvados "de buenas apariencias": el propietario, la monja, el juez y el policía.
  4. Dicha bruja, que no la monja, es violada por "el propietario", al tiempo que la tira de la casa donde vive. ¿Podéis imaginaros la susodicha "violación", realizada con unas marionetas? Parece que los niños no sufrieron ningún trauma. No tengo noticias de que hayan tenido que ser tratados por psicólogos.
  5. Bien, parece que se suceden diversas muertes en peleas: el propietario, la monja y el juez. 
  6. Al final, el policía tortura a la bruja y fabrica una prueba para inculparla: le coloca la dichosa pancarta.
  7. En algún diario he leído las declaraciones de padres que vieron la función y que remarcaron que ellos no vieron nada inadecuado. Los que protestaron fueron una minoría. Eso sí, perece que los niños no se enteraban muy bien de la historia que les estaban contando.
Puede pareceros que esta fábula no es para niños. Posiblemente no lo es. Así lo admite la alcaldesa, Manuela Carmena. Habría que haberla visto para conocer hasta qué punto el contenido es inapropiado. No vale decir que hay violencia: en los guiñoles infantiles es muy frecuente la violencia. A Carmena tampoco le parece una historia para adultos, por demasiado simple. Será que va a dirigida a adolescentes.

 En cuanto a la verosimilitud de la trama recomiendo, a aquellos que penséis que vivimos en un régimen que se puede calificar de democrático, donde la situación que se cuenta es imposible que se dé, que vea en YouTube el documental "Ciutat Morta". Creo que hay versiones subtituladas en castellano. Es cierto que en ese documental falta la versión de "la otra parte" (porque esa otra parte se niega a ofrecer su versión, aclaro). Pero los hechos tienen un tufo de verosimilitud que pone los pelos de punta.

¿Es un caso aislado lo que se cuenta en Ciutat Morta? Yo creo que si la habéis visto ya no lo pensaréis. El silencio de los medios de comunicación, la complicidad de jueces y políticos (de "izquierdas", incluso) esparce sobre nosotros la sospecha de que aquí se pueden dar esos casos más a menudo de lo deseable.

Bien, quizás os preguntaréis y ¿dónde está la conspiración? Pues en que es demasiado bonito para ser todo una terrible casualidad. Cuando digo bonito me refiero a un suceso que pueda ser vendido como lo ha sido. Algo que (perdón por la expresión) "ponga cachonda" a Esperanza Aguirre. Evidentemente pruebas no tengo ninguna. Eso sí: "si anda como un pato, tiene pico, plumas y hace cua... pues podemos deducir que se trate de un pato".

Puede tratarse todo de una curiosa casualidad... o puede haberse contado con la complicidad de los titiriteros. Sólo en el diario InfoLibre, en la columna de su director se hace mención, de pasada, a una teoría conspirativa cuando afirma: "Yo no creo en teorías conspirativas...". Pero, casualmente se les denuncia en la Audiencia Nacional, que no es un tribunal normal. Y casualmente ese día está de guardia un juez que interpreta la ley de una manera muy particular. Y el hecho de la pancarta que aparece, la que todo pepero soñaría para certificar su tesis: Podemos = Eta. Xè! Es que son muchas casualidades.

Sea o no sea cierta la conspiración nos preguntamos, ¿no es un error de la concejalía de cultura? Pues, sí. Desde luego, sí que es un error si creemos la versión "oficial", es menos evidente si se trata de un montaje. Alguien calificó como "para todos los públicos" una función que, aparentemente (habría que haberla visto para afirmarlo con rotundidad) no era para niños. Entonces, ¿debe dimitir la señora concejala? Pues yo creo que una concejala debe dimitir por un asunto que tenga una cierta gravedad, y éste no lo ha tenido. No se han infligido graves perjuicios ni a los niños ni a los padres. Otra cosa es que los simpatizantes peperos estén de los nervios, pero eso se lo deben a sus irreemplazables medios de comunicación. Y que los medios de comunicación han magnificado una noticia menor, que no habría pasado de una noticia de poca monta de carácter local.

Ahora bien, sí que he visto errores en las reacciones de la concejala y de la alcaldesa. Se ha visto que les temblaban las piernas ante la avalancha mediática. Es comprensible, pero sólo en parte. Deberían estar preparadas para ataques como ese e incluso peores. La obligación de la concejala es mantener la calma y actuar una vez se tengan los datos claros. Entonces sí, se emplea toda la contundencia que haga falta. Creo que la concejala se precipitó, cuanto menos tomó la decisión de manera apresurada. Y la alcaldesa debe defender a su equipo, con toda claridad, salvo cuando no sea defendible. Y también ahí me dio la impresión que se preocupaba exclusivamente de su culo, con perdón. Es evidente que no tengo todos los datos, y puedo equivocarme, en esto como en todo lo anterior, pero es lo que deduzco con la información que tengo en mi poder.

Desde la llegada de la izquierda al poder (sea Podemos, Compromís, IU, etc.) en diversos ayuntamientos y comunidades autónomas, las fuerzas del establishment no han parado de realizar campañas contra ellas, cada vez mejor organizadas. Un detalle menor, pero que da idea de la manera sutil con que se les ataca. Cuando los medios se refieren a una medida que toma el Ayuntamiento de Madrid no se menciona a la institución, no se dice "El Ayuntamiento va a hacer tal"; se dice "Carmena va a hacer tal".  Parece una tontería, pero no es lo mismo decir "El Gobierno de Siria" que decir "El régimen sirio". Como no es lo mismo decir "El ejército israelí asesinó a...", que "El ejército israelí mató a...", ni mucho menos que "El ejército israelí abatió a...". La primera batalla es la del lenguaje.

En general estoy muy contento con la actuación de estos gobiernos municipales y autonómicos. Se les ha atacado por los trajes de los reyes magos, por recibir a unas Reinas Magas, por el gasto en un despacho que no ha sido tal. Casi todas las críticas son infundadas y todas por problemas menores. Quizás la crítica que más me molesta es la de que ahuyentan a los inversores. Y ahí sí que salgo en la defensa de Ada Colau, con la paralización de la construcción de hoteles; de Ribó con el cierre de la mayor parte de las zonas de libertad horaria comercial; y de Carmena con el problema del edificio de la Plaza de España.

En los tres casos se actúa correctamente, con visión a largo plazo, aunque a corto plazo parezca que no se favorece a la inversión. ¡Ojalá el gobierno español hubiera parado a tiempo las inversiones inmobiliarias en la época de la burbuja! En aquél periodo esas inversiones nos traían mucha riqueza y puestos de trabajo, pero eran un error absoluto si alguien hubiera tenido el valor de contemplar los efectos a largo plazo. Pues lo mismo sucede si hay una sobreinversión en hoteles en Barcelona; o si hay una mayor contratación de personas en grandes superficies para trabajar los fines de semana a cambio de poner en aprietos al pequeño comercio, que es quien de verdad crea muchos puestos de trabajo. O si para que se produzcan unas inversiones en un edificio hay que saltarse las leyes urbanísticas que aplican a ti y a mi, sólo porque ese inversor es multimillonario.

Como despedida os recomiendo que veáis el programa de La Sexta Columna sobre Ada Colau. Cuanto más sé de ella, más la admiro. No sé si el futuro nos la estropeará, pero de momento afirmamos que con ella sí se puede.




sábado, 6 de febrero de 2016

Mis nombres propios de 2015: Álex y Raphael

Queridos lectores, os advierto de que no vais a encontrar aquí un relato neutral. Esto puede parecer una obviedad, puesto que nadie es objetivo. Pero así como en el resto de mis críticas no tengo, o eso me parece, ninguna preferencia o rechazo previo hacia un realizador de cine o hacia un escritor, si bien no puedo negar que siempre hay una predisposición positiva hacia quien me ha gustado en otra ocasión anterior, en este caso reconozco que tengo una debilidad evidente a la hora de juzgar. Y es que soy "alexista", y en cierto modo, también soy "raphaelista".

Lo siento, a estos dos personajes voy a tratarlos bien, posiblemente mejor de lo que les sucedería en el caso de un juicio más neutral.

Me falta explicaros también cuáles son las razones por las que los emparejo en esta entrada del blog. Y, sin duda, muchos ya lo habréis adivinado, hay una primera explicación evidente: en la última película de Álex de la Iglesia podemos considerar que Raphael es el protagonista. Verdad es que actúa dentro de una película muy coral, me permitiréis la expresión "con un reparto repartido". Pero es su música la que, primordialmente, decora la película, "Mi gran noche". Y porque Raphael siempre es EL protagonista. Si lo dudáis, repasad en youtube alguna de sus actuaciones a dúo.

Pero, tras una reflexión, surge la segunda explicación: Ambos artistas, Álex y  Raphael, presentan bastantes similitudes. Sin duda, porque ambos tienen una carrera muy personal, si bien la de Álex puede recordar al cine de Berlanga, quien por cierto, también es santo de mi devoción, y también adolece de los mismos defectos que Álex. Pero, sobre todo, porque ambos, Álex y Raphael, son maestros del espectáculo excesivo, sobreactuado.

¡Atención! Esa definición no tiene una consideración negativa. No, al contrario, más bien les estoy dedicando un elogio, sea que con algunos matices. Sí, hay que reconocer que la "exageración exagerada" les hace traspasar, en ocasiones, esa delgada línea que separa la obra de arte de lo ridículo. Pero cuando se quedan en el lado bueno de la susodicha raya, resultan geniales, entrañables y unos artistas de una talla enorme.

Hay una película en la que a Álex de la Iglesia  le funciona todo redondo, y es "El día de la bestia", una de las mejores películas del panorama hispano, y de las mejores películas que ha dado el cine europeo en las últimas décadas. En otras dos, "La comunidad" y "Crimen Ferpecto" casi lo borda también, ambas tienen pasajes memorables, unos golpes de humor geniales, pero también algún que otro desbarre. Sin embargo, en "Acción Mutante" todo me resulta ridículo, insoportable. Y sólo he visto dos películas suyas más. Una de ellas es "Las Brujas de Zugarramurdi", película, para mí, mediocre, pero con destellos de alguien que tuvo, y que, por tanto, retuvo.

Y la otra es la aludida "Mi Gran Noche". Disfruté con ella, a pesar de sus muchos defectos. Defectos que derivan de sus excesos. Pero su ritmo frenético, sus actuaciones, cada vez mejores, de sus actores y actrices fetiches me hicieron pasar un buen rato. Me reí y se me pasó el tiempo en un santiamén. ¿Merece el Goya de este año? Posiblemente no merezca ningún Goya. Pero en ese caso ¡déjenlo desierto, por favor! ¡No se lo den a "La Novia"! No cometan el mismo error que el festival de San Sebastián del año pasado con "Magical Girl".

No he visto "Truman", otra de las candidatas. ¿Que por qué? Pues porque me la imagino y, lo confieso, eso me echa para atrás. Sí que vi "Un Día Perfecto", otra de las candidatas. Conseguí acabarla. Chirrían muchas cosas en ella, ¡madre mía si chirrían!, pero se deja ver. Pero no pude soportar "La Novia". Y es que lo ridículo puede estar también en lo que se pretende que sea sublime. La delgada línea también se puede traspasar aquí. Y se traspasa ¡tantas veces! que te empiezas a poner de mal humor. Y te inquietas. No paras de moverte en la butaca. Y a tu acompañante, por suerte, le sucede lo mismo. Y decidís que no habéis ido al cine para pasar un mal rato. Y os levantáis y os vais. Y tenéis la sensación de haber tomado la decisión correcta y os entra una sensación muy placentera que se mezcla con el mal humor anterior. Y salís del cine con un ataque de risa.

En fin, vuelvo a Raphael, un artista que me fascinaba en mi niñez por su modo de actuar. Después, en mi juventud, dejó de interesarme, como a casi todos los de mi entorno. Raphael era caspa, su estilo estaba demodé, lo moderno era la música anglosajona. Durante muchos años Raphael fue para mí sólo el eco de sus innumerables imitadores y alguna que otra canción suya que sonaba con fuerza. Hace unos años que me reconcilié con él.

Raphael se gusta. Está enamorado de su imagen, cual Narciso. No es fácil su actuación, lleva detrás muchas horas de ensayo. Creo que ese gesto que parece que sale espontáneo es fruto de haber trabajado largo tiempo frente al espejo. Perfeccionándose.

Raphael crea en ti una sensación ambivalente: lo amas y lo odias. Pero no puedes seguir mucho tiempo así, te has de decidir: o lo amas o lo odias. Y, como sucede con Álex, hay quien se rinde a su embrujo y muchos otros que lo detestan. Aunque los años no pasan en balde y sus mejores tiempos han quedado atrás.

Raphael, genio y figura. Fascinante y ridículo a un tiempo. Único. Y... maravilloooosso, corasón, maravilloosso.