lunes, 23 de julio de 2012

¿A qué clase social pertenece Usted? Parte 2.

Problema que intentamos abordar: Cómo definir las clases sociales y cuantificarlas. Como no soy un experto en el tema, intento bucear en internet. No poseo mucho tiempo, y es posible que no haya buscado bien, pero el resultado es decepcionante: ¡no encuentro mucho que me saque de dudas! Por lo tanto, voy a tratar de resolverlo por mi cuenta. 

En todo caso, he aquí algunos blogs que, tras echarles una rápida ojeada, me parecen interesantes:


http://juanmago.com/2011/11/07/las-clases-sociales-y-la-conciencia-de-clase/


Del que extraigo esta imagen, que confirma lo expresado en el EGM:







Y este otro:
http://www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2010/06/16/131972

Y, como primer problema, volvemos a una duda que yo tenía en el artículo antuguo en el que traté este tema: Existen dos índices básicos para ordenar a la gente en función de su riqueza material: la renta que perciben y el patrimonio que posean. Es evidente que hay que conjugar ambos, pero que eso implica una ponderación de cada uno de ellos: ¿En qué proporción pesa el factor renta (es decir, cuánto dinero está ganado dicha persona) y en qué proporción pesa el patrimonio (esto es, con qué bienes, cuentas corrientes, inmuebles, etc. etc. cuenta dicha persona). Hay personas que pueden disponer de uno de estos factores y carecer del otro. La renta de hoy es el patrimonio de mañana, sin duda, pero un buen patrimonio acumulado permite vivir holgadamente a alguien que no disponga hoy de renta). ¿En qué proporción deberían pesar cada uno de ellos? No es fácil, pero una proporción 1 para renta y 1/5 para patrimonio parece algo sensato (por comparación con un tiempode espera sensato para la recuperación de la inversión si se monta un negocio).

Para que no parezca esto una clase o un tratado os propongo este artículo, para que os deis una idea de lo que es el patrimonio de algunos:



Para quien no sepa inglés os indico que es un artículo muy reciente del diario The Guardian en el que se indica que los fondos que se estima que "reposan"  en los paraísos fiscales ascienden a unos 18 billones de euros (el PIB de EE.UU. y Japón juntos, o bien 18 veces el PIB de España). La mitad de esa cantidad pertenece a un selecto grupo de 92.000 personas (a casi 100 millones de euros por barba, a añadir a lo que poseen en sus países). Entresaco este párrafo:

"These estimates reveal a staggering failure: inequality is much, much worse than official statistics show, but politicians are still relying on trickle-down to transfer wealth to poorer people," said John Christensen of the Tax Justice Network. "People on the street have no illusions about how unfair the situation has become." (Resumo en castellano: la desigualdad actual es mucho mayor de lo que expresan las estadísticas, y de lo que la gente de la calle se puede imaginar).

Establecido lo anterior, viene ahora el segundo problema: ¿cómo definimos cada clase? Se puede partir de criterios absolutos, es decir, cada clase daría acceso a la posibilidad de satisfacer unas necesidades, sean de tipo material o inmaterial. Creo que eso es lo que les viene a la mente a la mayoría de las personas y por ello se clasifican en su mayoría como "clase media". Pero esto está increiblemente distorsionado por el progreso tecnológico. De este modo, poseer un coche pudo ser un símbolo de pertenencia a la clase media hace 50 años. Pero hoy ya no. Os doy otro dato, que la gente no tiene en cuenta: Cuando yo era pequeño toda la renta que entraba encasa procedía de los ingresos de mi padre, y esto era lo más común. La incorporación de la mujer al trabajo tendría que haber significado directamente duplicar la capacidad de riqueza de una familia. ¿En verdad lo ha sido?  Y otro dato más a tener en cuenta: Hoy hay que "invertir" al menos unos 10 años obligatorios en la preparación de nuestros hijos, años que de formación que deberían reportarles a cambio un mayor bienestar. Estos tres factores, progreso tecnológico, incorporación de la mujer al mundo laboral e inversión en educación distorsionan cualquier comparación con tiempos pasados.

Si uno ve las clasificaciones de clases "históricas", las clases medias eran los burgueses, que eran una minoría por comparación con las clases inferiores. Es cierto que nos hemos aburguesado, pero ello es consecuencia, como hemos indicado, del progreso técnico. También es cierto que si realizamos la clasificación de las clases sociales tomando en cuenta la población global del mundo, no queda la menor duda: casi todos los occidentales somos clase media, y lo que voy a comentar a continuación nos va a parecer egoísta y corto de miras. Eso es cierto, pero ese problema, el del reparto de la riqueza en el mundo, no es el objeto de este artículo.

Por tanto, creo que para definir la distribución en clases sociales de un estado hay que tener en cuenta la situación media de dicho país, su renta per cápita, de manera que la clase baja en un país europeo no debe tener los mismos límites que en un país subsahariano. Sin duda, en otros tiempos históricos la gente de las clases bajas pasaban hambre. Insisto; no creo que ese sea el criterio que debamos utilizar para definir las clases sociales, porque la situación relativa también influye, esto es, las "necesidades básicas" en España no son las mismas que en Sudán, aun con la salvedad de admitir que "morirse de hambre" sí que es un "valor absoluto".

Centrados ya en realizar una clasificación de la sociedad española en clases sociales teniendo en cuenta la posición de cada una de las partes respecto del todo vamos a seguir razonando. En primer lugar me parece más razonable hablar de renta o patrimonio por familias, en lugar de renta per cápita, pues es lo que se mejor se entiende. A este respecto el número de familias en España, según deduje hace unos días de un artículo del diario Cinco Días, se sitúa alrededor de los 15 millones (un poco más de 3 miembros por familia). La traslación a una familia con más o menos miembros no es evidente, pero, se entiende intuitivamente que una familia de 6 miembros necesitará más renta que una de 3, pero ni mucho menos el doble, pues el hecho de vivir en una misma casa, el que se trate de niños pequeños, pues hace que el gasto necesario para conseguir el mismo nivel de bienestar no sea proporcional al número de miembros.

Otro importante criterio es que la clasificación que resulte sea un verdadera pirámide: las clases inferiores deben ser (normalmente) más grandes que las superiores. Definir la clase social atendiendo a un criterio de clasificación relativa (en qué lugar estoy respecto de los demás) tampoco es del todo justo, porque no nos indica el grado de justicia social que hay en la sociedad (es decir, no nos dice si la dispersión de riquezas es 1 a 100 ó es 1 a 10.000). Pero creo que es básico que cada uno se sitúe con claridad en la escala social relativa, sobre todo porque no le engañen, que es lo que parece que sucede hoy en día. Creo que a la gente le gustaría saber en qué lugar está situada, aunque sea "más feliz" estando engañada. Sobre todo porque ese engaño no es inocente.

Es más, creo que la gente aceptaría estar en la clase baja con estas tres condiciones: que sus ingresos les permitan vivir decentemente, que su distancia con el resto de las clases no fuera humillante y que la permeabilidad de las clases (esto es, la posibilidad de poder cambiar de clase, mejor durante la propia vida, pero al menos con el transcurso de las generaciones) fuera medianamente posible. Me explico: un obrero noruego cuyo sueldo le da para tener una vivienda digna, para sus necesidades básicas y para algún capricho, como unas buenas vacaciones y poder satisfacer su afición favorita se puede sentir bien, aunque vea que hay quien vive más holgadamente, si esa diferencia no es muy evidente y si sabe que sus hijos pueden alcanzar con facilidad al menos la clase social inmediatamente superior. Es evidente que los de arriba no desean esto, sino un sistema que los perpetúe en su lugar y que acreciente las diferencias.

Bueno, hemos superado con este artículo casi las 1.400 palabras, que ya es demasiado (creo que es mi récord). Por ello dejamos para el próximo el desenlace.

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