martes, 18 de junio de 2013

Educación y grado de desarrollo. Tercera Parte.



INTERNACIONALISMO

Es posible que el lector no concuerde con alguna de las ideas que expuse en la entrada anterior. Cada uno piensa como piensa, y yo tengo mi "cerebro tribal" por debajo de la media. Soy más bien internacionalista, porque creo que debemos ser: por encima de todo, ciudadanos del mundo. Y, sin embargo, alguien me puede reprochar que defiendo a los catalanes, esos nacionalistas. ¡Qué contradicción! En un futuro artículo intentará explicarlo, pues no quiero desviarme del tema. Insisto en que hay que respetarles.

Por otro lado, tengo el mal recuerdo de que, cuando era niño, la Historia de España era la Historia de Castilla (primera página del capítulo, ocupando el 80% del texto. La Historia de Aragón (que incluye a Valencia y a Cataluña) ocupaba un pequeño recuadro escondido). Eso opino en Historia, pero también en Literatura. No me parece que se deba dar "Literatura Española", porque la literatura es básicamente Universal. Se puede disfrutar igual con Goethe que con Cervantes. En mi caso, más. Y eso que he disfrutado leyendo El Quijote, como no todo el mundo puede decir.

Y lo que opino de Literatura sirve para las Artes en general. La única clasificación que me interesa en una obra de arte es si me gusta o no. Ni la nacionalidad, ni el género son importantes.  


FORMACIÓN DE EMPRENDEDORES

En Artes echo en falta mucha más práctica activa que lecciones pasivas. ¿Buscamos emprendedores? Pues fabriquémoslos. Mucha menos “memorieta” de sabernos las retahílas de artistas y sus obras, y más leerles (y realizar un trabajo posterior sobre lo leído) e incluso representarles. Y crear nuestras propias obras. Desde una obra de Arte en sí (realizar una novela, una poesía, una obra de teatro, un corto de cine, un anuncio publicitario, aprender a cantar, a componer música, a ser actores...) a otro tipo de exposiciones: exponer una idea de empresa, dirigir un tema de debate, organizar un evento, programar la formación de una empresa, etc.

Esas prácticas me parecen incluso más divertidas, fomentan el trabajo en grupo, el liderazgo (palabreja que gusta mucho a los de derechas), pero tienen que ser también rigurosas: el profesor y los espectadores deben valorar los aciertos y los errores, en un juego que debería entenderse "en positivo". Aunque, al final, la vida pone a cada uno en su lugar: el que no destaca en una actividad, sea el teatro, las matemáticas, un deporte, acabará reconociéndolo y sería lógico que los años de colegio acaben dirigiéndote hacia lo que destacas.

En las asignaturas de ciencias también debería buscarse un poco el activismo del alumno. Cierto es que hay que aprender una disciplina, las matemáticas, un método, el pensamiento deductivo. Pero debe quedar espacio para la acción. Pienso en aplicaciones de Tecnología, en pequeños trabajos de investigación en los que se comprueba lo que se ha estudiado en la teoría. 


FORMACIÓN DE CIUDADANOS LIBRES:

También hay que educar ciudadanos. Es un error mayúsculo que se quiera suprimir esa asignatura. Hay que enseñar nuestros valores y a defenderlos. Hay que educar ciudadanos críticos, capaces de distinguir las maniobras de distracción y manipulación de los medios de comunicación, el principal cáncer de esta sociedad, pues son el principio del que han derivado el resto de los males. Los medios son nuestros ojos y oídos, y nos han mantenido ciegos y sordos durante años. Conscientemente, mientras tanto, se han perpetrado las más viles fechorías. El resultado es el mundo que estamos descubriendo ahora. A pesar de ellos, pues ellos intentan seguir ocultándolo. Y saben segmentar: Miren el CIS. Se observa que sólo uno de cada cuatro ciudadanos está soportando la crisis de forma muy intensa. Hay un 50% que sólo la sufre de manera moderada. Y más de un 25% que no está afectado. Todavía queda mucha gente a la que aún se le puede engañar.


PARTICIPACIÓN EN LOS PROGRAMAS:

Las competencias de la programación de los estudios deberían ser escalonadas: Desde unas directrices generales europeas, con participación del estado, de la comunidad autónoma y del centro educativo, terminando, cómo no, en la libertad de cátedra del enseñante. Debe quedar algo abierto el programa para que haya una cierta libertad de los centros en aportar algún matiz a las asignaturas y en ofrecer algunas opcionales.



COMPETENCIA VERSUS SOLIDARIDAD:


No me voy a extender mucho acerca de si la educación debe ser pública o concertada. ya me he referido a ello en otra entrada del blog. Pueden y deben convivir la educación pública y la educación concertada. Respecto de esta última estoy pensando más en pequeñas cooperativas de enseñantes, o de padres: no me gusta la enseñanza concertada ofrecida por la Iglesia, porque no me gustan los grandes grupos de presión. No se puede suprimir de un plumazo, pero se puede reducir su presencia.

Los profesores deben estar motivados. Deben estar bien pagados y, a cambio, se les debe exigir más que actualmente. En España hay un excelente nivel de médicos y de ingenieros, y eso ocurre porque son las carreras más exigentes. Tampoco tenemos malos jueces y fiscales, porque se les exige una oposición dura, aunque no me gusta el sistema de oposición, prefiero la selección del examen MIR, no es necesario hacer perder el tiempo a la gente. Los profesores deben tener algo más que una carrera profesional, han de tener también un examen tipo MIR (que evalúa los conocimientos), pero también deben tener cursos de pedagogía y una evaluación permanente.


El sistema educativo debe adoptar un sistema de autocorrección, como los sistemas de calidad ISO 9000, pero que no sea sólo decorativo, debe funcionar. Una cierta competencia entre profesores y entre centros es deseable, eso espoleará a todos los participantes en busca de esa excelencia. Pero, al igual que debe suceder en todos los ámbitos de la sociedad, la concurrencia no lo es todo. Debe combinarse con la cooperación, con la solidaridad. Hemos de conseguir las dosis adecuadas de cada una para conseguir los resultados óptimos.


 


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