Ha comenzado la carrera para las
primeras elecciones. Aunque más que una carrera deberíamos hablar de partida de
ajedrez. Eso sí, una partida múltiple y donde cada contendiente parte con un
ejército de piezas muy distinto.
En todo caso, e
independientemente de nuestras respectivas ideas y anhelos, sin duda podemos
ver esta competición también fríamente, como un juego de estrategias, de ideas inteligentes y de pillerías varias. Vamos a analizarlo desde este punto de vista, siempre interesante de seguir, pues nos enseña mucho sobre tácticas.
Las primeras medidas comienzan a atisbarse.
Es evidente que una de las principales bazas del PP es intentar vender que ha
dado la vuelta a la situación económica. Ya he comentado en otras entradas de
este blog mi opinión sobre la situación real de nuestra economía. Pero ahora no
se trata de saber si la economía va bien o no. Se trata de ver si la idea que
quiere vender el PP funciona o no, que, aunque parecido, no significa lo mismo. No lo subestimemos: no veo, leo u oigo
muchos medios de derecha (salvo El Confidencial), pero incluso en medios como
La Sexta o El País se nota y mucho la propaganda del PP.
La idea que transmite el PP es
simple: Critícame por otras cosas si quieres, eso da impresión de que no eres
de mi cuerda, pero vende que la economía está cambiando. Ese mensaje tiene
mucha fuerza. El problema es que choca con la vida real de mucha gente. Y por
eso no es tan fácil de vender. y por eso los medios "de izquierdas"
lo venden de manera sibilina, pero dan marcha atrás cuando saben que el mensaje
no cala y que les puede hacer perder credibilidad. Pero no dudéis de que hay un
no desdeñable porcentaje de la población para la que la crisis no les ha
golpeado mucho (ver encuestas del CIS) y a los que ese mensaje, repetido por
medios de comunicación de todos los colores, les puede entrar.
Uno de los ejemplos más claros de
ello es la línea de El País: Siempre se destacan las noticias económicas
positivas. Una noticia concreta del otro día: "El FMI triplica la
previsión de crecimiento para España en este año". Es evidente que la
palabra "triplica" tiene un significado "euforizante". Es
cierto: pasó de pronosticar un crecimiento del 0,2% al 0,6%. ¿A que puesto así
el dato ya no es tan guay?
Y vamos viendo también el cambio
en el panorama electoral. Las elecciones europeas poseen estas características
diferenciadoras respecto de las elecciones generales:
1- Poseen un elevadísimo grado de
proporcionalidad, algo muy peligroso en este momento para PP y PSOE.
2- La gente las considera
secundarias (participación por debajo del 50%). Es por ello que el voto "a
la contra" (por ejemplo, con mensajes como "ciudado que vienen los
comunistas" u "ojo al tripartito") no tienen mucho efecto.
3- Por la misma razón son una
buena oportunidad para "dar un voto de castigo" al Gobierno.
Añadamos que, aunque la economía
mejore es difícil que sea lo suficiente como para que su efecto en la población
se haga notar, para concluir que el PP tiene una papeleta bien difícil. En
condiciones normales es fácil que se obtenga un resultado electoral parecido a
las respuestas directas del CIS incluso aunque quizás exista un poco más de
apoyo hacia el PP por el efecto del "voto oculto" o "voto
vergonzante" (serían votantes del PP que no se atreven a contestar en las
encuestas porque tienen vergüenza de confesarlo, algo que dicen los que las
hacen que puede estar ocurriendo). Estas fueron las respuestas del último
barómetro:
¡Si lo que refleja esa encuesta
se produjera habría poca diferencia de votos entre el PP e IU!
Entonces, ¿cómo dar la vuelta a
esas nefastas previsiones? Queda mucho para las elecciones y esto sólo acaba de
empezar. Podéis estar seguros de que tendremos muchas sorpresas de aquí a
entonces. Pero ya se va viendo alguna táctica. O así lo veo yo.
En todo caso, antes de hablar de
ello os presento otra "curiosidad" que nos ofrece el CIS:
Podéis ver que el líder del
tercer partido por número de votos es desconocido para el 30,7% de la población
(más un 11,7% que contesta "no sabe"). Compárese con el conocimiento
de líderes de partidos mucho menos importantes (por número de votantes), como
Rosa Díez o como Durán i Lleida. De los trece miembros del Gobierno por los que
se pregunta en esa misma encuesta Cayo Lara se sitúa por detrás de seis de
ellos y sólo es significativamente más conocido que cinco de ellos. La primera táctica consiste en silenciar el "enemigo", que no cale su mensaje. Fijaos cómo con el tema del aborto se da mucho más cancha a las opiniones diversas de miembros del PP (que hacen de "oposción" a sí mismos) que a las opiniones de otros partidos.
Es evidente que una buena táctica
es dividir al enemigo. Así se pierden muchos votos. Por ejemplo con el Partido
X, Equo, o la nueva formación de Pablo Iglesias se puede tratar de desgastar a
Izquierda Unida.
En ese panorama cabe preguntarse si
la división de la Derecha la beneficia o la perjudica. es curioso cómo han
aparecido Ciutadans y Vox. UPyD ya existía, pero ahora, precisamente cuando
parece que está más consolidada, ¡oh casualidad!, parece que tiene menos
"cancha" en los medios.
Una primera impresión nos diría
que la desunión perjudica a la derecha. La hipótesis que nos venden los medios
es que hay un "cabreo" entre facciones del PP. No descarto esa hipótesis,
pero creo que es demasiado pronto para que los medios hayan dado el vuelco y
apuesten por la oposición y en contra del PP. Todavía queda mucho trecho para
las elecciones importantes (las autonómicas y locales, para las que queda más
de un año) y el dinero (la publicidad del estado, de las autonomías, de los
ayuntamientos, entre otros chollos) lo tiene quien lo tiene.
Pero si somos más
"sibilinos" y malpensados y seguimos viendo a la Derecha española
como una máquina de propaganda formidable, cabe otra explicación: Esta división
de la derecha puede dar vías de escape a los votantes de derechas, de manera
que no se queden en casa el día de las europeas. No darán votos al PP,
pero se lo darán a un partido de derechas. Si ese partido consigue 5
eurodiputados, pues eso que se resta a la izquierda.
En política hay personas, y por
tanto hay amores, odios, egos y superegos, desencantos, encuentros y desencuentros. Pueden surgir
las sorpresas, no lo descarto. Pero también hay intereses, hay que financiar
las "nuevas ideas" y eso no se consigue así como así. Aunque las
elecciones europeas no tengan "gran importancia" pueden dibujar un
mapa preocupante que condicione a la gente para el futuro. Y esto ya es más
grave. Hay mucho dinero en juego. Y un partido como el PP tiene a mucha gente diseñando las estrategias. Pensad en una empresa multinacional. Si se equivoca es porque la competencia ha sido más inteligente o audaz. Pero no hay alternativa al PP, al menos no hay alternativa que le llegue a la suela del zapato en cuanto a capacidad de pensar estrategias, pues cuentan con infinitamente mucho más dinero que los demás.
Bueno, pues yo soy malpensado, ¿y
vosotros?
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