Me reencuentro con mi blog
después de bastante tiempo sin escribir en él. Es como volver a
casa y volver a ver y sentir los seres y objetos familiares y
queridos. Tengo ganas de escribir y hay muchos temas de actualidad
que me gustaría tratar. Sobre la
situación económica, muy interesante; sobre el problema catalán cada vez más irresoluble; o sobre la dura travesía de
Podemos para poder alcanzar el poder, algún poder; o sobre las
graves contradicciones en las que va incurriendo este gobierno.
Aunque ya refresque, el otoño promete ser
calentito en España, con ya las primeras convocatorias electorales
bastante cercanas y un Gobierno que pretende que olvidemos estos 3
años de infierno y nos promete el Paraíso a partir del próximo
año (y hay quien llama ilusos a esos musulmanes que se inmolan para lograr su paraíso). Amigos no le faltan para intentar convencer a sus fieles, que ya no lo
son tanto. Ya veremos si lo consigue, pero no despreciemos su poder
manipulador.
Sin embargo al
final me decanto por este asunto del pueblo musulmán. Me lo trajo a cuenta el pasmo que me asaltó tras diversas
conversaciones con mis amigos franceses durante estas vacaciones. En
estas conversaciones, en cuanto rascabas un poco, era frecuente que
saliera a relucir un acentuado odio hacia los musulmanes.
Pongamos primero las cosas en
perspectiva. Mis amistades francesas no son muy íntimas, se limitan a encuentros
durante unos escasos días al año. No puedo asegurar qué tipo de gente
son, aunque creo intuir que en gran parte son de derechas. Son gente
de las que llamamos "clase media" (en realidad, "clase
baja acomodada"), trabajadores cualificados, algunos con carrera
universitaria, o cuadros de medianas empresas, pequeños empresarios
y similares. Aunque hay excepciones su nivel cultural no es muy elevado (pero, ojo, están por encima de la media española). También es
necesario indicar que los medios de comunicación franceses están,
hoy en día, en iguales, e incluso en peores condiciones (en cuanto a
manipulación) que los españoles. Así sucede, como mínimo, con los
que más conozco, que son los tradicionales (Le Monde, Libération, Le Figaro, TF2...).
En todo caso, la política en
Francia posee bastantes diferencias respecto de España. Es cierto
que Sarkozy es un populista, en el sentido del término que se
utilizaba hasta hace poco, pues ahora los que van a darse a conocer en Sálvame (programa de telebasura en España) lo usan para señalar a los
que proponen cosas sensatas. Pero su debate electoral con Hollande
tuvo cierta altura intelectual. Hay que considerar que la estructura
económica de Francia es sensiblemente diferente de la española. Y
que, como yo les recuerdo, tienen la suerte de tener un himno en el
que se habla de regar los surcos de los campos con la sangre de los
tiranos. Esto hace que sus dirigentes se lo piensen más de una vez antes de
perpetrar una cacicada. Aunque haberlas, haylas.
Pongamos también en
perspectiva lo que ocurre en España con este tema de los musulmanes.
Y es que no nos diferenciamos demasiado de los franceses. Desde luego
las gentes de derechas, en general, expresan un odio atroz a los
musulmanes, sentimiento que también se comparte por una parte de la
izquierda.
No es la primera vez que
comento este tema. Como siempre, y ante la manida y previsible réplica
de los antimusulmanes, he de definirme como persona no amiga de las
religiones, en las que no creo, aunque respeto los sentimientos
religiosos, con la única excepción de cuando no procuran el bien
común de la humanidad. Es, decir, soy intolerante con los
intolerantes, y detesto los extremismos que pretenden imponer
doctrinas a los que no comulgan con ellas, o pretenden su exterminio
o su discriminación por no ser de su cuerda. Es evidente que entre ellos debo incluir a los islamistas radicales.
Ni que decir tiene que yo
también detesto a los protagonistas activos de esas imágenes
terribles de degollaciones (el DRAE prefiere esta palabra frente a
degollamientos) individuales o de ejecuciones en masa, y las
fatuas y soflamas que vomitan en la red llamando a la yihad. (¡Qué
curioso, lo consulto en el DRAE y la palabra está escrita con "h"
y no con "j"!).
Hay muchas evidencias de que
este odio no ha sido provocado por los musulmanes precisamente. Como
yo ya tengo algunos años recuerdo todavía cuando, en tiempos de
Franco, los árabes eran nuestros amigos (recuerden la Guardia Mora y
las temidas tropas de asalto que le ayudaron a ganar la guerra) y los
israelíes eran malos. De hecho no había relaciones diplomáticas
con Israel, que se establecieron ya en la Transición. Su Régimen
hablaba de "conspiraciones judeomasónicas" cuando se
evidenciaba su aislamiento en la esfera internacional. En el
conflicto de Oriente Medio los palestinos eran los buenos. Realmente
este "status quo" no varió de forma significativa durante
los años 70 y 80.
La derechona era más bien
pro-alemana por aquellos años, y no muy amiga de los países
anglosajones, recuerden el tema de Gibraltar, la "Pérfida
Albión" y las buenas relaciones del régimen franquista con
Cuba, como devolución de la afrenta de 1898.
No me atrevo a dar una fecha
de cuándo esto comenzó a variar. Pero hace poco he obtenido alguna
pista. Creo que fue en El Confidencial donde leí una noticia sobre
Podemos. Y en los comentarios de los lectores a la misma algunos comenzaron a
colocar enlaces de un vídeo en el que J. Carlos Monedero, uno de
sus principales ideólogos, "defendía" a los etarras. Sin
embargo, otro comentarista puso el enlace de la conferencia completa
de Monedero. La vi. Se trataba de una conferencia larga, y con datos
interesantes. En ella proponía que en las películas de Disney "El
Rey León" (1994) y "Aladdin" (1992) se da el mensaje
subliminal de que los persas y los árabes son malos. Sólo se salvan
la chica y Aladdin, el cual tiene algunos elementos que lo
identifican más bien como judío.
Es persona muy inteligente
J.C. Monedero. Su exposición del vídeo aludido es brillante y amena
(es profesor, está acostumbrado a ello). Tiene, sin embargo, algunos
problemas de imagen, pues no aparece como persona seductora, que
caiga bien, como es el caso de Pablo Iglesias. Y habla mucho, con lo
cual alguna metedura de pata tiene. Esa misma del vídeo aludido, cuya afirmación de que la policía fomentó el consumo de drogas entre los jóvenes abertzales, aun no siendo descabellada, es temerario plantearla como una realidad innegable. Busco el enlace en internet y lo único que descubro es que toda España sabe ya del tema (los medios del establishment se han hecho cargo). Pero esto es un pequeño inciso
que nos desvía de nuestro tema. Volvamos a la línea argumental.
Ya hace algunos años que había caído el Muro de
Berlín (1989) en las fechas de las
películas mencionadas. El enemigo soviético dejaba de tener sentido. En 1979
había tenido lugar la Revolución Iraní, con diversos episodios de
tensión con EE.UU. Por ejemplo, la crisis de los rehenes, o el
descarado apoyo de EE.UU. a Saddam Husein (sí, sí, no me he
equivocado) en la Guerra Irán-Iraq (esta vez no hago caso al DRAE
que prefiere que se escriba Irak) de 1980. No olvidemos el descarado
apoyo de EE.UU. a Israel, con numerosos vetos en la ONU a
resoluciones de esta organización. En aquellos tiempos los europeos
protestaban en contra de los excesos de Israel, si bien los políticos lo hacían con la boca
pequeña. Las opiniones públicas en Europa eran bastante
pro-palestinas.
Todo esto cambia en unos
pocos años. Sin duda los atentados de Nueva York del 11-M de 2001
tuvieron que ver en ese cambio de opinión (Y hay teorías conspirativas varias. Aunque algunas son muy fantasiosas, no descartemos todas. Recordemos que hay motivos de sospecha siempre que la pregunta ¿Qui prodest? nos lleve a una autoría diferente). No sé precisar la fecha de comienzo, pero en España
hubo una gran campaña pro-israelí (volvemos al DRAE y también es
válido israelita) y pro-anglosajona, que sin duda se acrecentó con
la postura de Aznar en la Guerra de Iraq. Yo, sin embargo, creo que
la campaña viene de más lejos. Recuerdo haber escuchado en la SER,
a raíz de alguna acción exterior de los EE.UU. que generó rechazo
internacional, que el gobierno norteamericano no iba a escatimar
recursos en favorecer, en los medios de comunicación europeos, que
se defendiera sus puntos de vista, utilizando cualquier método
(sobornos incluidos).
Y no hay duda de que, a
partir de ese momento, y sobre todo en los medios de derechas,
comenzaron las descalificaciones de los musulmanes y su tratamiento
como pueblo cruel y retrasado. La derecha aceptó y se apropió de la
lucha de liberación de la mujer (con excepciones, pues también
quiere englobar en su electorado a los machistas más rancios, v.g. el alcalde de León).
Tengo la sensación de que en
el resto de Europa ha sucedido tres cuartos de lo mismo: ascensión
de una extrema derecha que hoy ha cambiado el antisemistismo por el
odio a lo musulmán. En Francia, pero también en Holanda (asesinato
de un cineasta por unos islamistas y consiguiente subida de la
extrema derecha), en Suiza (¡referéndum para aprobar la prohibición
de construir minaretes!).
¿Y son los musulmanes tan
retrógados? Si echamos un vistazo a la Historia podemos encontrar que en los
países árabes (Egipto, Siria, Líbano, Iraq, Palestina, etc), viven
importantes comunidades cristianas. En los países europeos que
estuvieron dominados por los musulmanes, tan sólo los albaneses y
bosnios mantienen esa condición. En el resto de países, o fueron
eliminados o fueron expulsados. Ergo históricamente los musulmanes
han sido más tolerantes.
Hace ya unos años que estuve
en Marruecos y pude comprobar que, al menos en Casablanca y Rabat,
convivían mujeres tapadas de arriba a abajo con otras que llevaban
unos escotes más atrevidos que las europeas. En Estambul parece que ocurre algo
similar. Esta permisividad no existe hoy en Europa hacia el velo
musulmán.
El rechazo de los europeos (los no-musulmanes) a
los musulmanes ha traído consigo una reacción en sentido inverso de
los musulmanes que viven en Francia, España, UK y otros países europeos (muchos de ellos han nacido en Europa, por tanto son también europeos), de
manera que la convivencia se va haciendo cada más difícil. Y, ya de
paso, si alguien no encuentra un paralelismo de esto con lo que
sucede con los nacionalismos como el catalán, o el flamenco, etc. es
que está ciego o cierra los ojos. Estos odios irracionales son muy bien cultivados por
los medios de comunicación, pues suponen un enorme granero de votos
para los partidos de derechas. Y anulan a la izquierda, pues la
oposición de las derechas acaba siendo...¡la extrema derecha!
Los EE. UU. juegan con esto
como pez en el agua. Y cuando digo los EE.UU no me refiero al pueblo
de EE.UU., sino a la élite que lo sojuzga (y que todavía nos sojuzga más al resto del mundo). Hace 30 años los
movimientos revolucionarios en los países árabes eran "de
izquierdas", aunque lo tengamos que poner entre comillas (así fue Siria, Egipto,
Libia, Iraq, Argelia, Palestina) y "anticolonialistas".
Fijaros en quiénes son los lídreres árabes que han caído en los
últimos años (aunque tuvieran ya más que ver con regímenes
corruptos, pero no más que otros que no han caído). ¡Exacto!, son justo los de
los países mencionados.
Los EE.UU. apoyaron, durante la invasión soviética (nótese que con las incursiones actuales de los EE.UU. los medios ya no mencionan la palabra invasión), a
Al-Qaeda en Afganistán y hace un par de años al Estado Islámico en
Siria. Después el monstruo se volvió contra ellos, pero no parecen
muy incómodos con este monstruo. Los israelíes, mientras tanto,
poseen una posición de fuerza que ya nadie contesta (o se hace con
la boca muy pequeña). Sus abusos son cada día más insoportables
para una persona que quiera hacer honor a la definición de ser humano.
Frente a las muertes crueles
de los secuestrados occidentales, nuestras TVs nos ofrecen ataques de
videojuego realizados por drones o cazas supersofisticados. En estos casos no se habla de
guerrilleros asesinados, sino de terroristas abatidos. La primera guerra parece ser que es la del lenguaje. Aunque no lo
parezca, también ahí hay madres que sufren. Los EE.UU. y los cada
vez países más títeres europeos, no respetan los Convenios
Internacionales en sus cada vez más frecuentes acciones "de
legítima defensa". Y los medios de comunicación nos transmiten
fielmente las consignas de una élite mundial desquiciada.
La barbarie avanza. La Edad
Media ha vuelto. Pero no sólo en el sentido en el que nos quieren
hacer creer.
¿Que soy un pesimista? No, no os equivoquéis: sólo soy un optimista algo informado (no descarto que ya haya acabado alguna entrada del blog con la misma frase. os pido disculpas si así fuera).
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