jueves, 9 de junio de 2011

Imbéciles

Pues bueno, no he terminado de pulir la primera entrada de este blog y ya estoy comenzando la siguiente. Es que esto engancha, muchachos. Espero ir cogiéndole el truco a redactar los artículos, para que sean más amenos. Me costará un poco, porque acostumbrado a redactar informes técnicos creo que todavía resulto un tanto plúmbeo, lo confieso. En fin, no estoy muy dotado para frases poéticas como esta del movimiento 15-M, que dice: "si vosotros no nos dejáis soñar, nosotros no os dejaremos dormir". Pero tiempo al tiempo que es cuestión de practicar.

Este insulto que me ha salido de título no es sino un grito irrefrenable que me ha surgido como una explosión de rabia al leer varios artículos de diferentes medios de comunicación durante estas últimas semanas. Tras la reacción emocional, ha llegado la reflexión pero esta me ha conducido a la misma conclusión: ¡imbéciles!. Sí, imbéciles: este es el tipo de sociedad a la que nos quieren transportar los medios de comunicación convencionales, una sociedad de imbéciles. Para quien no lo sepa todavía, todos los medios convencionales están en manos de grandes corporaciones. El problema principal de la democracia, muy especialmente de la española, no son los políticos, ni la corrupción, ni los jueces: son los medios de comunicación. Un articulista en un medio no convencional, al que pido disculpas por no citar su nombre porque no recuerdo dónde lo leí, los denominó la "industria de la opinión". Esta industria es la encargada de fabricar políticos ineptos y ciudadanos imbéciles. Si queremos la famosa DRY, hay que incidir en desprestigiar a esta prensa de nada ocultos intereses.

Hecha esta "indignada" presentación, quiero compartir los artículos que me han sacado de quicio durante estas últimas semanas.

1 - En un respetado medio de comunicación, cuyo éxito creo que estriba en dar cotilleos por información seria, me topé con el primer artículo que merece su comentario de texto. Era un artículo de opinión en  la sección de economía. La articulista, con su rimbombante título de master of the universe, comentaba las malas perspectivas para el comercio cuando, de pasada, soltó algo así como que "la excepción eran los comercios chinos que, como todo el mundo sabe, no pagan impuestos".

Si los comerciantes chinos leyeran la prensa española posiblemente le pondrían una querella a este ejemplar de los tiempos que corren.  O no, para qué. Ella seguro que tiene los datos concluyentes. Y es que la Agencia Tributaria sólo castiga a los españoles de bien, los chinos tienen bula. Bula, la mujel del bulo. Nuestra insigne articulista, bien al contrario, tenemos constancia fehaciente de que declara y paga hasta el último céntimo de sus deudas tributarias.

2- Creo que han sido todos los diarios convencionales, abarcando todo el espectro político, que han comentado el disgusto de los comerciantes de la Puerta del Sol con los manifestantes del movimiento DRY.

Y tendrán razón dichos comerciantes, aunque parece que hay otros que están haciendo su agosto. Es su negocio y deben defenderlo. Pero los medios deberían ser otra cosa, deberían estar por el Bien General, antes que por el particular. Si los comerciantes están molestos porque han perdido quince días de negocio, ¿cuánto pierden los que ya no cobran una prestación de paro, o los jóvenes que llevan años buscando un empleo sin conseguirlo?

3- Sigamos con el movimiento DRY, que es lo que está de moda. Sitúenme. Estoy en la peluquería, esperando mi turno. Hojeo un diario regional (en verdad no es ni regional, apenas local o, como mucho, provincial) que tiene toda una página dedicada a denunciar las irregularidades del movimiento 15-M, exhibiendo las correspondientes fotos que lo atestiguan, y urgiendo a la policía local a que imponga multas. ¿Los delitos que denuncia? Muy graves: es que atan las pancartas a farolas públicas, aparcan las bicicletas indebidamente, pegan carteles en los bancos públicos. Incluso... ¡hay un perro sin correa!

Recomiendo a la redacción del citado periódico que tenga un poco de paciencia. Estos incívicos  manifestantes llevan sólo quince días delinquiendo. Yo llevo décadas observando el colegio que hay al lado de mi casa. No viene al caso decir que es un colegio religioso, pero a los más rojos esto les pone. Todos los días, de lunes a viernes, a las horas de entrada y salida de las clases, los papás y/o mamás ocupan varios carriles de la calle, vamos creo que dejan libre uno en plan simbólico. En el recorrido a mi trabajo paso delante de otro colegio, donde sucede exactamente lo mismo. Les sugiero que me desmientan y me encuentren en su hemeroteca las numerosas denuncias de esas situaciones, apelando a las fuerzas de orden público a que actúen y multen a los infractores. Si me muestran un artículo de ese tenor, estoy dispuesto a sufrir alguna penitencia humillante, no sé.., del tipo de hacer un kilómetro de rodillas.

4 - Mi amigo Sarkozy, de prénom Nicolas, santo protector de moros y gitanos, ha bloqueado la frontera con Italia, para que Francia no sea invadida por un puñado de tunecinos. ¿Es esto un peligro? No se lo cree ni él. Es una oportunidad de rascar votos (o de que no se los rasque su amiga doña Marine Le Pen).

5- Y, Frau Merkel, doña Angela (que se lee "Ánguela"), que quiere igualar, ¡cómo no, por debajo! los días de vacaciones de alemanes y españoles.

Es que ella conoce bien que existe el infierno alemán y el infierno español. En el infierno alemán hay sesión de caldera de lunes a viernes de 8 h a 12 h y de 13h a 17 h. En el infierno español se trabaja de lunes a viernes de 8 h a 14 h y de 15 h a 20 h. Y los sábados por la mañana también. Pero cuando ella vaya al infierno sabe que tiene que elegir el infierno español, a pesar del idioma, porque sus compatriotas le aseguran 40 h semanales de sufrimiento calórico, mientras en el infierno español, aunque en teoría suman 61 horas de caldera a la semana, sabe que el responsable de la caldera no llegará antes de las 8 h y 20', que parará más de media hora para el almuerzo, y un montón de excusas más., y que en el fondo no llegará a las 30 h a la semana de suplicio. ¡Tú!, y que no hay que jugársela, que no se trata de soportar una semana, sino de la vida eterna. Es que este es el discurso, el de los españoles vagos, que quieren oír sus compatriotas, previamente "imbecilizados" por sus medios de comunicación.

Sirvan estos ejemplos (tenía más, pero se me han olvidado), para que constatemos el tipo de mensaje que nos están colando nuestros queridos medios de adoctrinamiento. Pero si quieren más escuchen las secciones de deporte (en otros tiempos llamadas de panem et circenses) de cualquier televisión. ¿No saben cuáles son? ¡Sí, hombre!, se distinguen enseguida porque el comentarista pone voz de ñoño integral.

En fin, por hoy ya os he dado una buena dosis de mi adoctrinamiento. Pero este es el bueno, ¿eh?. Hasta la próxima.

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