domingo, 5 de junio de 2011

La crisis que “nadie” previó y la que puede venir

¡Qué ilusión! Este es mi estreno en este blog de nombre marinero, como el barrio de El Canyamelar, donde nací. Un blog que ve la luz con el objetivo es aportar mi granito de arena para mejorar esta sociedad, para que los seres humanos logremos alcanzar el máximo de felicidad individual y sin que nadie se quede sin su cuota.

Habiendo alcanzado una edad en la que quizás mis facultades para aprender nuevas cosas comienzan a menguar, creo, sin embargo, que puedo contribuir con mi experiencia y mis habilidades innatas y adquiridas para entender el mundo y la sociedad.

Espero que las reflexiones que vaya reflejando en este blog puedan ser útiles a la humanidad presente y futura, y pueda sentir que mi paso por este mundo ha sido mínimamente provechoso.

Hombre, sí que creo que mi vida ha tenido algún sentido, bien que lo haya sido desde una posición modesta. En efecto, hasta ahora tengo la satisfacción de los humildes, esa que comparto con tantos y tantos miles de personas que hacen mejorar el mundo desde su puesto de trabajo, con la ilusión de realizar su tarea cada vez mejor. ¡Una de las más grandes satisfacciones que la vida proporciona ocurre cuando los clientes alaban la calidad de tu trabajo! Y también viceversa: cuando recibes de otra persona la atención que te mereces, e incluso más de la que mereces. Ese reto de superación personal se percibe a menudo (o no tan a menudo) en la gente que nos rodea, y para mí es muy gratificante. Muchas de esas personas son más importantes y grandes que tantas otras cuyos valores son la ausencia de valores morales, porque aquéllas construyen un mundo mejor.

Perdonadme esta disquisición, pero es que sirve de introducción al tema que quiero compartir hoy. Se trata de la crisis que sufrimos desde agosto de 2007 y que, según hemos leído tantas veces, nadie había sido capaz de prever. Mienten estos medios y no sé si lo hacen conscientemente: La crisis fue perfectamente vislumbrada por algunas personas, eso sí minoritarias, que no eran visionarias, sino gente con sentido común, ese que faltó a tantos expertos. También cabe la posibilidad de que algunos de esos expertos supiesen lo que iba a venir y sin embargo callasen. Habrá que hablar más largo y tendido sobre estos expertos en otra ocasión.

La mayoría de estos profetas del desastre anunciado, entre los que me encuentro, éramos personas humildes. Yo diría que en gran parte estábamos situados políticamente en la izquierda, simplemente porque la derecha estaba esos días disfrutando de la borrachera de sus grandes logros económicos y políticos, cuando no beneficiándose personalmente con ellos (para ser justos, también se beneficiaban algunos o muchos "de izquierdas"), con alguna notable excepción. Entre las excepciones recuerdo a Jaime Caruana y a Jacques Chirac. Del primero me quedan las dudas de si hizo todo lo que estuvo en su mano para parar la burbuja en España, aunque reconozco que era difícil en esos años de felicidad ser el aguafiestas que pretendía acabar con la juerga. Del segundo recuerdo uno de sus últimos discursos, como presidente de Francia, donde auguró el próximo fracaso del sistema liberal-capitalista. Recordad que también previó con una notable clarividencia el desastre que iba a producirse en Irak. No conozco toda su trayectoria política, que imagino que tendrá sus sombras, pero creo que fue un hombre que tuvo una gran visión en sus últimos años de poder en Francia. ¿Sería por ello que era tan impopular en su país, sobre todo entre las gentes de derechas que preferían a Sarkozy, mon petit Napoléon?

En fin, mis amigos son testigos de que yo también pronostiqué la formación de la burbuja inmobiliaria en España, a partir del año 1999, y sobre todo desde el 2002, cuando se aceleró tras el estallido de la burbuja de las empresas puntocom, y después del breve periodo de incertidumbre que se sucedió tras los atentados de las Torres Gemelas. Yo lo había comentado con algunos familiares y amigos y empezaba a dudar de mí mismo, pues me parecía que estaba convirtiéndome en un loco cenizo. Me consolaron los descubrimientos de gentes que pensaban como yo, como Caruana y Chirac, como algunas voces de partidos de izquierda en España y como algunos particulares que descubrí en algunos foros de internet y en mis relaciones de trabajo. Todos ellos me disiparon las dudas que tenía de que fuera el único visionario, o que me pudiera estar volviendo loco, por ello los recuerdo muy bien. Y para que quede constancia os adjunto un foro, creo que del portal de Terra, del 2003 que me guardé en el ordenador. Si queréis consultarlo os pongo el link a continuación. ¡Qué bonita casualidad si alguien que escribió un comentario en dicho foro se reconociera ahora!


Si en esa bubuja estuve acertado y me reprocho no haber actuado con más firmeza en denunciarla, en este momento presiento otro peligro mucho más inquietantes, y estos sí, estoy seguro de compartirlos con mucha gente. Esta próxima crisis de la que hablo no es económica sino que afecta a la paz. Comparad los discursos que impregnan la política hoy en día con los de hace veinte años, y observaréis que se está inoculando la semilla del odio en la gente, a base de populismo y extremismo barato. Los políticos no tratan a las gentes como personas que razonan, sino como chusma a la que hacer reaccionar con las emociones. Sería largo extenderme en estas apreciaciones, pero basta que comparemos discursos de políticos y de creadores de opinión (sobre todo de derechas, los de izquierdas serían objeto de otro debate) de ahora con los que se hacían hace unos 15 ó 20 años.

La tolerancia, el respeto al diferente, la búsqueda de puntos de encuentro, son valores en declive en el discurso político, desgraciadamente porque venden más otros muy diferentes. Intentemos cambiar esta tendencia antes de que sea tarde porque si no tengo el presentimiento de que lo lamentaremos profundamente.


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