lunes, 14 de noviembre de 2011

Ideas para un voto útil

Hay una gran desafección de los ciudadanos hacia los políticos. Hay múltiples causas que lo explican, pero en las que hoy no quiero entrar.

¿Qué solución podemos adoptar? Se habla de ejercer un voto de protesta mediante abstención, voto en blanco o voto nulo. Y se habla también de votar a otros partidos que no sean ni PP ni PSOE.

Respeto todas las opciones, pero no soy partidario de casi ninguna de estas alternativas y me explicaré. En primer lugar la abstención, el voto en blanco y el voto nulo no son opciones, porque no tienen implicaciones prácticas. Imaginemos que se da un 15% de voto en blanco (que ya sería un gran triunfo de los "votoblanquistas"). Ya me imagino la reacción del ganador. Como mucho, en la euforia de la victoria, puedo llegar a pensar que dijera una frase como ésta: "Tomo nota del descontento que significa este porcentaje de población desafecta, y trabajaré para mejorar esta situación". Y al día siguiente, si te he visto no me acuerdo. En las elecciones presidenciales en los EE.UU. tengo entendido que no vota un porcentaje muy elevado de la población, ¡y no pasa nada! Los eurodiputados son elegidos con más de un 50% de abstención. ¡Ya veis lo que les preocupa!

No, estas soluciones no darían sino un mayor grado de frustración. Sólo son aceptables si lo que queremos es ir contra el sistema, mediante una revolución. No descarto esta solución, pero hemos de saber que las revoluciones corren el riesgo de ser sangrientas y de que su salida diste mucho de los objetivos que perseguíamos porque puede quedar fuera de control. De momento creo que es preferible una revolución desde dentro del sistema.

Esto de cambiar el sistema desde dentro tiene más facetas que votar. Es evidente que precisa de una movilización permanente, no se trata sólo de votar. Pero hoy toca hablar de qué votar. ¿Ni PP ni PSOE? De acuerdo, pero no en cualquier sitio. En una circunscripción donde sólo se elijan 4 diputados, esto es sin duda tirar el voto a la basura. Esta opción, hoy por hoy, es viable sólo en circunscripciones con más de 9 diputados, donde el voto sí que es proporcional. No es cierto que la Ley D'Hont no sea proporcional. Lo que sustrae la proporcionalidad son las circunscripciones pequeñas, donde no hay más opción que el bipartidismo, así como la sobrerrepresentación de estas provincias frente a las grandes que hace que el voto de un ciudadano de Soria tiene mucho más valor (creo que del orden de 30 veces) que el de un ciudadano de Barcelona o de Madrid.

Si vives en una pequeña provincia y eres demócrata sólo tienes una opción: tápate la nariz y vota PSOE. Aunque creas que no es de izquierdas, no tienes otras opción. Porque si no darás la victoria al PP. Y aunque se parezcan, no son lo mismo. Un ejemplo: compara RTVE con cualquier televisión del PP, tipo Canal 9. Yo no lo veo ni mucho menos lo mismo.

Si eres de izquierdas y vives en una circunscripción grande, aquí sí que puedes castigar al PSOE. Pero vota a un partido que tenga opciones, si no estás tirando el voto a la basura. Y no son muchos los que tienen opciones. A nivel estatal sólo IU y UPyD. A nivel autonómico hay algunas otras opciones. La división de los rivales beneficia el PP, porque ir unido tiene un plus (se pierden menos votos en los restos, que son los votos que sobran del último diputado que se consigue, pero que no llegan a conseguir el siguiente). Pero esta pérdida a la izquierda le puede suponer unos 10 diputados menos, no más.

¿Qué conseguimos con esto? En primer lugar, que el PP no gane de manera arrolladora. Esto es más importante de lo que parece. El PP está ya en casi todos los centros de poder. Domina ayuntamientos, autonomías, grandes empresas (sus dirigentes fueron colocado por el PP cuando las privatizaron), medios de comunicación, jueces y ahora lo hará con el gobierno central. Es una situación muy peligrosa, porque se parece a la que ocurrió con el PRI en México (alguien lo llamó la dictadura perfecta). O con lo que ha sucedido en la Italia de Berlusconi. O con lo que sucede en la Comunidad Valenciana, donde no existe la oposición, no sale en los medios (son todos suyos o los tiene comprados).

Si el PP gana tendrá muchos resortes para perpetuarse, incluso aunque su gestión sea infumable. Así ocurre en la Comunidad Valenciana o en Murcia. Si no consigue vender su gestión no tendrá opción al victimismo, es cierto, pero tendrá muchas estrategias para permanecer en el poder:

1 - Intentará mostrar a la oposición como un atajo de ineptos, y tendrá los medios para ello. Además los dividirá, comprará a quien haga falta. Y los ninguneará: saldrán muy poco en los medios, y casi siempre en negativo: sus disputas internas, sus "ocurrencias" comentadas por los tertulianos pagados.

2- Desviará la atención echando la culpa de la situación a los emigrantes, a los gitanos, a los catalanes o a algún enemigo exterior. Las leyes de Maquiavelo son leyes científicas.

3- No habrá debates, sólo propaganda. Veremos "expertos" que nos dirán que lo correcto es lo que ellos proponen y no lo que propone la oposición. Veremos "movimientos ciudadanos" manifestándose a favor. Comentarios en todos los medios de comunicacíón (los famosos "trolls") difundidendo el argumentario. Nada que no sepamos aquí en la Comunidad Valenciana, y en las demás.

4- Se silenciarán los temas sensibles. Dejaremos de seguir el día a día de la prima de riesgo, o de las cifras de paro. Éstas se maquillarán, mediante nuevas formas de contabilización. Pudiera ser que mejoraran las cuentas gracias a la emigración. Los casos de corrupción no ocuparán las portadas.

Con ese panorama es posible que no haya otra salida que la revolución. Pero ello no sería fácil con una porción relevante de la población "adoctrinada".

Si consiguiéramos que el PP no tuviera mayoría absoluta y dependiera de otros partidos, cabría la opción de que perdiera los apoyos, aunque fueran los de CiU, si la cosa se torciera.

En fin, las cosas están negras, pero la situación es susceptible de empeorar. Y mucho. Nos lo estamos jugando todo. Nuestra libertad, que cada vez es más teórica y menos real. Nuestras conquistas sociales. Y nuestra paz. No quedan ya optimistas, y eso no augura nada bueno. Pero no vayamos como reses al matadero. Lo peor todavía es evitable y es fundamental que nos movilicemos para detener y cambiar el rumbo de ese tren que está marchando directo al abismo.

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